El concepto de figura paterna se ha transformado a lo largo de la historia, desde ser únicamente un proveedor económico e impartir disciplina, hasta ser una persona afectivamente presente. Sin embargo, la paternidad sigue rodeada de mitos.
En los últimos años se ha cuestionado su papel, pero el hecho es que cuando se cuestiona una figura, se derrumba y si no es transformada, no obtiene un nuevo sentido, entonces entra en crisis. Eso es lo que ha pasado con la figura del padre, explicó el Dr. Carlos González Palacios, director del Colegio de Ciencias Sociales y Humanidades de CETYS Universidad Campus Mexicali.
Para conocer un poco más de esta transformación de la paternidad, el Experto CETYS esclareció los siguientes mitos:
Los padres son reemplazables:
El padre representa, al igual que la madre, una figura en que los niños se contrastan, por lo que no es reemplazable, como tampoco es reemplazable el rol de la madre. Sería un error pensar que no es necesario un padre, porque estarían perdiendo una forma de ver la vida, de enfrentarla con sus pros y sus contras. Si bien, los hombres y las mujeres, a pesar de que en términos de derechos son iguales, la forma en que se entiende el mundo es diferente y esa diferencia da riqueza a la crianza.
Los padres cuidan a sus hijos cuando pueden:
Decir que el hombre apoya a la esposa, en tareas que tradicionalmente han sido delegadas a la mujer, es una falacia. El matrimonio o la paternidad debería ser un proyecto compartido en todas sus dinámicas, por lo tanto, no hay un apoyo, es una corresponsabilidad. Definitivamente hay cosas que un hombre solo no podría hacer, como amamantar a un bebé por cuestiones biológicas, pero fuera de cosas que tienen que ver exclusivamente con la biología, todo lo demás lo deberían hacer.
Deben ser serios y poco afectivos:
El padre representó durante mucho tiempo una figura que no hablaba, que demostraba poco cariño pero no porque no lo sintiera, sino porque no sabía cómo hacerlo. Gran parte de la crisis que tiene el hombre hoy, es que ahora se le pide ser emocionalmente activo, pero tiene que haber un cambio desde la crianza, lo que parece difícil para muchos hombres, porque se les pide ser algo que nunca han sido.
La forma de criar es hereditaria:
Los humanos son seres miméticos, es decir, imitan lo que ven, se confrontan más con lo que ven que con lo que les dicen. Entonces, por supuesto que la paternidad que se ejerce tiene una parte de heredabilidad, pero esto no quiere decir que no se pueda cambiar el tipo de crianza, es un medio donde se van ajustando a las condiciones.
Los roles del padre y la madre deben ser iguales:
El ejercicio de la paternidad y la maternidad es un diálogo en el que ambos conversan sobre cómo ejercer la crianza de una manera balanceada. O ese sería el mejor escenario. En la actualidad existe una especie de obsesión por la perfección y la felicidad absoluta en dónde nada salga mal y eso es tan catastrófico como ejercer la paternidad, donde las mujeres cuidan y los hombres mantienen, por lo que debe existir un balance sin llegar a extremos.
El Dr. Carlos González concluyó que en estas nuevas paternidades, lo que debe privilegiarse es un diálogo constante de qué es lo que se puede preservar y qué tiene que cambiar para lograr la crianza deseada.