En abril, sin que nadie en Mazatlán lo sospechara o escuchara al respecto, el Illinois Institute of Technology College of Architecture anunció a los finalistas del prestigioso premio Mies Crown Hall Americas Prize (MCHAP), en su categoría Emerge, donde reconocen el talento de arquitectos jóvenes o emergentes, entre los cuales se destacó el despacho arquitectónico mazatleco EPArquitectos, liderado por Érick Pérez, por su proyecto Colegio María Montessori, elaborado en colaboración con Estudio Macías Peredo, de Guadalajara.
El MCHAP es un premio bienal creado en 2014 con el objetivo de reconocer los mejores trabajos realizados de arquitectura en el continente americano, al cual se inscribieron alrededor de 250 proyectos de diferentes países.
Los finalistas fueron únicamente cuatro, de los cuales dos fueron mexicanos: Colegio María Montessori, por EPArquitectos + Estudio Marcías Peredo, y Common Unity, por Rozana Montiel Estudio de Arquitectura + Alin V. Wallach.
“Esto habla del interés de esta prestigiosa universidad por recibir información e ideas de este tipo de proyectos no sólo de los países europeos, sino curiosamente de aquí de México, de Latinoamérica, donde ahora se empieza a apreciar el talento”, dijo el arquitecto, orgulloso.
El 12 de abril, Pérez, egresado del Iteso, y sus socios tapatíos, Salvador Macías y Magui Peredo, se presentaron en Chicago para la ronda final, la cual consistió en la presentación de su ponencia en el Mies Crown Hall, obra maestra del famoso arquitecto alemán Ludwig Mies van der Rohe, y sede de la competencia. De igual manera, formaron parte de una presentación ante estudiantes del instituto y finalmente estuvieron presentes en un evento protocolario donde los proyectos finalistas fueron brevemente presentados directamente al alcalde de Chicago, Rahm Emanuel.
“Nos llena de orgullo y de felicidad que se escuchen buenas noticias de Mazatlán y de Sinaloa, y no sólo lo malo, sino que se escuche por su arquitectura y se note que nos estamos haciendo un lugar en este tipo de eventos que nos permiten representar a México en otros países”, expresó Pérez.
Estuvo también presente en el evento el Cónsul de México en Chicago, Carlos Martín Jiménez Macías, quien, de manera más emotiva, dirigió un mensaje personal a los arquitectos mazatlecos.
“Nos dijo que se sentía muy orgulloso de que nosotros como mexicanos estuviéramos ahí tomando un lugar entre los finalistas”, comentó Pérez, “y pues sin duda son momentos que no te la crees, que te emocionan y hacen que se te ponga la piel chinita”.
Finalmente, el primer lugar se lo llevó la mexicana Rozana Montiel, pero esto no deja fuera de la jugada a EPArquitectos, quienes ya están en charlas de posibles colaboraciones a futuro con la universidad.
EL PROYECTO
El tema del espacio educativo como centro de inspiración arquitectónica, no es un tema nuevo para Erick Pérez, quien durante su carrera en el ITESO realizó su tesis para un Centro de Cultura, Arte y Medios orientada precisamente en temas educativos.
Mucho menos era la primera vez que EPArquitectos tomaba la batuta de un proyecto escolar, pues en el 2012 estuvieron a cargo del diseño y la construcción del Colegio Rex, también en Mazatlán; así que cuando en el 2015 se iniciaron pláticas con Paulina Carrillo, psicóloga y directora del Colegio María Montessori para plantear la posibilidad de trabajar juntos, la noticia causó furor en el equipo.
La inspiración, disposición, el talento y las ganas estaban de su parte, excepto el tiempo: cuando el proyecto se convirtió finalmente en una realidad se planteó para formar parte del ciclo escolar 2016-2017, lo que implicaba que el equipo debía gestionar, diseñar y construir el proyecto en tan sólo siete meses.
Y así lo hicieron.
Con el apoyo de los profesionistas de Estudio Macías Peredo, de Guadalajara, y HArquitectos, de Mazatlán, se inició el trabajo, el cual fue catalogado desde sus inicios por la directora como una “obra de arte”.
“Cuando yo escucho una obra de arte, qué quiere decir: sí, algo que tenga mucho que ver con la tradición, con lo que se ha hecho, pero que al mismo tiempo sea única y proponga algo nuevo. Y con esa premisa emprendimos el proyecto”, comentó Pérez con una sonrisa que dejaba ver que “ese” es el sueño de todo arquitecto.
Basándose en las seis áreas de aprendizaje de dicho modelo educativo: 1) vida práctica, 2)lenguaje, 3) matemáticas, 4) cultura, 5) ciencia y 6) sensorial, el equipo determinó que lo más importante era que la forma del aula favoreciera estas dinámicas, de manera que pasaron del tradicional diseño lineal a uno centrífugo.
Así se implementó lo que el equipo denominó “una aldea para los niños”, un sistema de 19 módulos de planta hexagonal, donde el niño se vuelve el centro del aula y no el maestro.
“Partimos de la idea de que el niño explora y aprende jugando a través de la curiosidad, por lo tanto la forma del aulas tenía que reflejar eso, tenía que ser diferente a los bloques lineales tradicionales”, dijo el arquitecto.
Además, se incorporó un pórtico que conecta las aldeas permitiendo así que los niños puedan utilizar dicho espacio para actividades semiabiertas. Un elemento que Pérez considera podría fácilmente traducirse a cualquier sistema educativo.
“Siempre hemos dicho que este colegio pone en crisis la idea de escuela como la conocemos hasta ahora, porque no tenemos cuadrados por ninguno lado, sino hexágonos y las aperturas que tenemos hacia el pórtico son aperturas triangulares que permiten el paso a través de una forma lúdica que además es mucho más fácil de construir”, expresa Pérez.
“Al estar rodeado de estos pasillos, puedes recorrer la escuela por múltiples trayectorias para llegar a un mismo punto, esto hace que el niño explore, se sorprenda y descubra. Y creemos que esto ha sido gran parte del interés que ha causado este proyecto en el mundo”.
Y es que precisamente el interés que ha ocasionado el proyecto Colegio María Montessori en otros países no ha sido poco. Gracias a su innovador diseño ha sido presentado en revistas de renombre como ArchDaily, PLOT, Platform, y Arquine, considerada el máximo medio referente de la cultura arquitectónica latinoamericana, el cual ha incluido el proyecto no en uno sino en dos de sus libros: “RADICAL: 50 Arquitecturas Latinoamericanas” y “Lo mejor del siglo XXI vol.7. Arquitecturas mexicanas 2015-2016”, ambos publicados en 2017.
“A la larga no dudamos que estas nuevas formas fomenten que los niños que crezcan en este ambiente se vean impactados por formas de pensar mucho más creativas”, comenta.
Pero como bien dice el dicho “Nadie es profeta en su Tierra”, y tal vez sea tiempo de que este tipo de proyectos con prestigio internacional se valoren también en su lugar de origen, especialmente en Mazatlán, que ha experimentado en muy poco tiempo una especie de boom inmobiliario que podría beneficiarse de propuestas innovadoras.
(Olivia Guzón Zataráin)