La familia aún cuando no sean ellas quienes consuman alcohol o drogas, forman parte de la adicción. Es decir, el alcoholismo y las adicciones son una enfermedad sistémica, donde la familia del adicto ha fungido un rol importante al participar directa o indirectamente, consciente o inconscientemente, en lo que ha llegado a ser el resultado final de lo que se vive y se sufre en casa.
Para lo cual, en Comunidad de Sinaí trabajamos un Programa Familiar en el que integramos a los familiares más cercanos de nuestros pacientes, pues estamos convencidos que la familia puede ser un apoyo importante en la recuperación, pero tristemente también, llegan a ser el principal obstáculo en la rehabilitación de los mismos.
Y esto, en ningún sentido quiere decir que la familia llegue a ser la causa a una recaída, pues para el paciente siempre tendrá motivos para justificar la recaída en su adicción y si no los encontrará. En cambio para la recuperación solo se requiere una razón: el deseo de recuperarse, ya sea con su familia, sin su familia o pese a su familia.
Ahora bien, cuando la familia recibe ayuda y hace los cambios pertinentes para sanar y restaurar el sistema familiar, facilita significativamente la recuperación del paciente.
Empiezan a retirar los compartimientos ante los que venía reaccionando, formando parte así de la dinámica de la adicción que se instauró en casa, como fue el ofenderlo, juzgarlo, criticarlo y/o violentarlo en un intento de hacerlo reaccionar; de igual manera el solaparlo y encubrirlo, mintiendo por el paciente como una forma de “protegerlo” para que no sufra más; también pagarle sus deudas o solucionarle cada una de sus consecuencias escolares, laborales o sociales; chantajeándolo, amenazándolo o sermoneándolo, para ver si con miedo o haciéndolo sentir culpable reaccionaría.
En fin, cada uno de los intentos fallidos de la familia por ayudar, que la fueron llevando a una situación cada vez más difícil de poner límites, al vivir tolerando y accediendo ante la adicción y ésta a su vez, avanzando y creciendo en su control del sistema familiar.
¿Cuál sería entonces la principal ayuda que el familiar puede aportar a la recuperación de su paciente? Sin duda, el conocer, comprender y aceptar la adicción como una enfermedad, pues a partir de este nuevo entendimiento, inicia una distinta manera de relacionarse con su paciente, sin culparlo, ni atacarlo, separando incluso lo que es la enfermedad de la adicción, de la persona que la padece, soltando todo intento de seguir luchando en una guerra que sin la disposición del paciente por renunciar a su droga, la única que ganaría y la que se seguiría empoderando cada vez que se intente iniciar una nueva batalla será justamente la enfermedad de la adicción.
Difícil proceso para los familiares el discernir cuándo soltar o, cuándo poner límites, soltar sin que esto signifique “despreocuparme” o que no me importe, una avalancha de dudas que invadirán al familiar para lo que, sobre todo en el inicio de su proceso, requerirá también de un acompañamiento que nuestro Programa Familiar en Comunidad de Sinaí proporciona.
Así, nuestro Programa Familiar tiene 3 objetivos principales:
- Que la familia reconozca la adicción como una enfermedad sistémica, encontrando alternativas de solución a la problemática que los atañe a través de un enfoque educativo y terapéutico.
- Que la familia tome conciencia de sus conductas ante la enfermedad, reconociendo a la codependencia como su propio padecimiento y descubriendo cómo han contribuido al desarrollo de la adicción.
- Que la familia descubra sentimientos y necesidades propias que han sido ignorados, al enfocar la atención en su paciente, para abrir canales de comunicación basados en la escucha activa y respetuosa.
Así, no solo las adicciones es una enfermedad sistémica, sino que la rehabilitación es también sistémica, al demandar cambios no solo del usuario sino de su entorno, pues los estragos además de aparecer en el adicto, se manifiestan también en todos aquellos con los que vive y convive, creando Comunidad de Sinaí un programa para tí.
PSIC. FELIPE VELARDE OCHOA.
(Cédula Profesional: 2457275, Cédula Maestría: 5063437).