Si bien la codependencia y la adicción no son lo mismo, sí resultan ser muy parecidas, aun cuando la persona en su codependencia manifiesta constantemente quejas y reclamos sobre la persona con adicción, sin embargo, ha desarrollado comportamientos muy similares a los de un adicto. Veamos, ¿cómo es esto?
Iniciemos por definir la codependencia para después plantear las similitudes con la adicción. Una codependencia es una relación adictiva, donde una persona le otorga su poder personal a otra, permitiendo que el comportamiento de ésta le afecte a tal grado que descuida sus propias necesidades, perdiendo el control de su vida.
Por un lado, vemos, como el codependiente establece en sus relaciones interpersonales una manera de amar, de ayudar, de resolver y/o de proteger sin límites, al pagar una y otra vez las deudas causadas por el adicto, resolviendo una y otra vez las consecuencias escolares, laborales o familiares causadas por la misma adicción, solapándolo y/o rescatándolo cuantas veces lo necesite de cualquier situación a la que el consumo lo ha llevado a meterse en aprietos; tal cual el adicto se relaciona con su droga, sin límites, empezando a consumir sin parar, recurriendo una y otra vez al consumo, aun cuando en el último accidente prometió no volver a consumir, aun cuando ya comenzó a tener pérdidas en el trabajo, escuela, amistades, proyectos, convivencia familiar, etc., permaneciendo con su droga sin límites.
El adicto, le otorga todo su poder personal a su droga, pensar renunciar a ella es de gran preocupación y angustia ya que todos sus “logros” cree haberlos conseguido gracias y por el poder de la droga, es decir, lo que por él mismo llega a creer no sería capaz de hacer: Bailar sin droga, socializar sin droga, divertirse sin droga, trabajar horas extras y rendir sin droga, disfrutar música sin droga, intimar sin droga, etc., le parece imposible de lograr. De la misma manera en la codependencia,
se otorga como se mencionó en la definición antes mencionada, su poder personal a otra persona, sin la que cree no tendrá sentido vivir o, no podrá por si misma tener el interés, motivación o la capacidad de disfrutar cualquier actividad, decisión o proyecto que emprenda en su vida sin la otra persona. Así, como de la misma manera en la adicción se llega a requerir de la droga para dormir “tranquilo”, el codependiente llega a requerir tener a la otra persona con el (ella) para dormir en “paz”.
Uno de los criterios para elaborar el diagnóstico de una adicción es la tolerancia, es decir, el incremento de cantidades y de frecuencia en el consumo de la sustancia, vemos como lo que una persona en su adicción consumía hace 3 años no es la misma cantidad ni frecuencia del último mes. Mientras que, en la codependencia, también la persona en cuestión desarrolla una tolerancia. Aguantar mentiras, irresponsabilidades, engaños, agresiones, manipulaciones, robos y todo lo que implica el escenario del comportamiento de una adicción, el codependiente, desarrolla una tolerancia, llegando incluso a soportar lo que no se hubiera creído capaz de tolerar.
Otro síntoma en las adicciones, como ya lo hemos mencionado en artículos anteriores es la obsesión, manifestándose en un interés excesivo, una preocupación desbordada y/o un pensamiento recurrente, al estar pensando en su droga, planeando sobre su próximo encuentro con la misma y enfocando todo su esfuerzo para volver a consumirla. Encontrándonos con una dinámica muy parecida en la codependencia, ya que quien desarrolla una codependencia, experimenta una preocupación que se desborda al tener constantemente pensamientos catastróficos sobre la seguridad o la vida de su ser querido, perdiendo la libertad de decidir por sí mismo, pues, ante todo, decide pensando por el otro, si se enojará, si se saldrá, si le afectará, si le harán o hará algo, etc., así, en la codependencia, se piensa por el otro, se decide por el otro y se vive por y para el otro, hasta que su vida se sale de control, sobre todo al ver que aun con todo lo que ha hecho por el otro, éste no lo valora, no lo agradece o lo que es terrible escuchar para el codependiente que no lo (la) necesitan para vivir.
Y si siguiéramos revisando cada uno de los síntomas de la codependencia encontraríamos sus similitudes con la adicción, encontrándonos además de la presencia de la droga en la adicción y la ausencia de ésta en la mayoría de las personas con codependencia, una diferencia que culturalmente se ha fomentado. A quien padece la adicción, se le señala como el “malo” de la película, mientras que el codependiente resulta ser el “bueno”, por lo que en Comunidad de Sinaí sabemos que en las adicciones no existe ni buscamos culpables, trabajamos para que quien padece de la adicción o de la codependencia, tomen responsabilidades de sus respectivas afecciones y poder emprender así, sus respectivos procesos de recuperación, sin etiquetas de víctimas ni victimarios, sino una recuperación integral en el sistema familiar.