Uno de los prejuicios sociales cuando pensamos en un adolescente que ha desarrollado una adicción es, asociarlo a una vida donde las cosas en su escenario escolar no marchaban bien, con una pobre vida social o incluso con experiencias de rechazo, sin embargo, permítanme compartirles una de las sorpresas que me llevé al entrevistar a 16 pacientes que se encuentran en Comunidad de Sinaí recibiendo un tratamiento residencial.
Al preguntarles: En tus primeras experiencias de tu consumo, ¿cómo te encontrabas en tu ámbito escolar?, 13 pacientes de los 16 entrevistados reportaron que, en los tiempos de sus primeras experiencias de su consumo, es decir, lo que llamaríamos la etapa de experimentación, donde nada todavía se salía de control, se encontraban sin dificultades escolares e incluso con buen rendimiento, lo que es congruente al pensar que los 16 pacientes la primera vez que probaron la sustancia química en cuestión, nunca se encontraban solos, sino siempre acompañados, y la escuela, como los amigos, se han vuelto hoy en día para nuestros adolescentes su segunda familia, al ser el lugar y las personas con quienes más tiempo conviven, pues cierto es que las familias de hoy se encuentran integradas y organizadas de diversas maneras que décadas atrás, la familia está adquiriendo una nueva dinámica y cada vez más existen familias distintas a las llamadas familias tradicionales, ahora los papás como las mamás han decidido salir a trabajar y los hijos, tienden a quedarse solos en sus hogares, aunque no tan solos al contar con sus compañeros de la escuela o de la colonia, con quienes por la cantidad de tiempo que pasan y la etapa de adolescencia en la que se encuentran, han estrechados lazos formando vínculos fuertes y, una de las características en dichas relaciones, llega a ser la complicidad o el solapamiento ante experiencias que saben sus papás les prohibirán.
Ahora bien, al realizarles la misma pregunta, pero ya no en el contexto escolar sino en el de los amigos: En tus primeras experiencias de tu consumo, ¿cómo te encontrabas en tus relaciones con amigos?, 14 de los 16 pacientes entrevistados reportaron haberse encontrado rodeados de muchos amigos. Es decir, si bien, no se trata de culpar a los amigos que, aunque en la mayoría de los casos, las primeras reacciones que tenemos los papás es corrérselos, negárselos cuando van a buscarlo, otros hasta deciden cambiarlo de escuela, en la búsqueda desesperada de tomar decisiones de protección para nuestros hijos, aquí de lo que se trata es, abrir nuestros ojos ante lo que uno como papá no nos gusta ver, al pensar que si mi hijo va bien en la escuela, lo veo integrado, con buen rendimiento escolar y me siento tranquilo al observarlo rodeado de múltiples amigos, en la adolescencia y con la vulnerabilidad que acompaña esta etapa, no puedo confiarme que mi hijo se encuentre exento ante la posibilidad de experimentar algún encuentro con el consumo de cualquiera de las sustancias químicas que existen hoy en día, de tan fácil acceso y a un costo tan accesible como la cantidad que se requeriría para comprarse productos chatarras en las tiendas de las esquinas, sin embargo, los papás estamos confiándonos al pensar que es más importante brindarles tiempo de calidad a nuestros hijos que cantidad, lo cierto es que, nuestra presencia, involucramiento y sobre todo un acompañamiento adecuado, según la etapa de desarrollo de nuestros hijos, será la mejor vacuna para lo que les toque vivir y enfrentar.