Profundas reflexiones de los participantes de la cuarta sesión del programa Enjambre de ideas, con el tema “El derecho a la ciudad, recuperar el espacio público como bien común”, generaron el diálogo entre los asistentes, quienes con sus opiniones y propuestas destacaron la problemática que vive nuestra ciudad y pusieron los puntos sobre las íes.
Los arquitectos Ramón Campos Camacho, Hilda Lugo Gaxiola y Aurora Castro, el abogado Manuel Díaz Salazar y el doctor en Educación y Sociedad Abel Grijalva Verdugo, invitados por el Instituto Municipal de Cultura Culiacán, expusieron sus ponencias cada uno desde sus áreas de desempeño.
Partiendo de que el espacio público es de la colectividad y del encuentro, donde se puede plantear un nosotros, donde los ciudadanos son la ciudad, los expertos señalaron las dificultades que enfrentan los culiacanenses para tener una mejor ciudad, más equilibrada y pacífica.
Problemas que van desde la destrucción del mismo espacio público, como las plazas, consideradas como los lugares más antiguos de una ciudad, las casonas emblemáticas; las intervenciones en el centro de la ciudad, que al mismo tiempo que elevan la plusvalía de los terrenos, provocan que sus pobladores vendan sus casas y se vayan a vivir a otra parte.
“El espacio público está solo, abandonado, se convierte en una ciudad de miedo. No debemos permitir que exista el miedo en la ciudad. ¿Qué podemos hacer para rescatar la ciudad? No debemos permitir la muerte de las ciudades”.
En sus orígenes, las ciudades se fueron creando porque las personas convinieron en que era más seguro vivir juntos. Hoy el papel se ha invertido, la ciudad ya no es un refugio seguro, sino un peligro y el enemigo vive dentro. ¿Qué pasa?, se cuestionan.
El colectivo de personas reunido en la biblioteca Rosa María Peraza, coincide en la idea de que los problemas de la ciudad son complejos y que el grado de deterioro en Culiacán es tal que tres años no son suficientes para resolverlos, porque no se trata de pavimentación o iluminación únicamente, también existe el miedo, la dificultad de movilizarse, las calles tomadas por los autos, el desorden, la anarquía, la narcocultura que ha permeado todos los ámbitos y se ha vuelto aspiracional entre los niños, la prepotencia, la violencia, la inseguridad.
En Culiacán sabemos la problemática, señaló uno de los asistentes a la sesión, “Lo que no tenemos es voluntad política. Lo que debemos preguntar es qué les pasa a los pobladores, no qué les pasa a las ciudades”.
Todos tenemos buena voluntad, señaló otra persona: “Queremos una ciudad más segura, más feminista, más incluyente. Pero para lograrlo tenemos que ir a la calle, a las colonias. Como sociedad y como personas, ¿qué estamos haciendo? Me preocupa cómo estamos viviendo, pero más me preocupa que no hacemos nada, todo está aquí, en el discurso”.