En enero, muchos de nosotros nos enteramos de la existencia del Covid-19, inicialmente se comparó con el virus H1N1 o el Ébola, un hecho negativo sin duda, pero parecía más un desastre natural que una pandemia. Bajo ese escenario, nos imaginamos que habría pérdidas en la demanda y producción pero que la recuperación seria rápida, en cuestión de varios trimestres.
Cuando el Covid-19 golpeó al mundo y llegó a nuestro ámbito de vida, a nuestra ciudad, inclusive a gente cercana, la situación se intensificó y en lo que pareció ser cuestión de días tuvimos un bloqueo virtual de la economía global, fue vertiginosa la propagación del virus y sus efectos económicos.
La atención se centró entonces en el daño a largo plazo en industrias y sectores específicos de la economía, y como en la mayoría de las recesiones, algunos sectores sufrirán daños permanentes o de largo alcance.
Según S&P Global Intelligence1, las cinco industrias más afectadas (en orden) por Covid son:
1. Aerolíneas
2. Industria del Entretenimiento (Hoteles, Turismo etc.)
3. Petróleo y Gas
4. Vehículos, Autopartes y otro tipo de equipamiento
5. Restaurantes
En sus respectivos negocios, las aerolíneas tenían una probabilidad de incumplimiento o default en su servicio de deuda del 26,9% y los restaurantes del 19,4% respectivamente.
A la fecha, hemos recorrido un largo camino desde el inicio de la pandemia, las probabilidades de incumplimiento se han reducido y, a pesar de los brotes de virus, las economías de todo el mundo continúan recuperándose de la recesión inducida por COVID-19, algunos países están más preparados y han tomado mejores decisiones que otros.
Esta crisis ha impactado la liquidez de las empresas de una manera que no tiene precedentes, en su capacidad para pagar sus deudas y obligaciones, incluido el pago de salarios, arrendamientos, impuestos, en fin, todos sus compromisos de pago.
¿Qué significa esto para nuestras empresas?
Volatilidad a corto plazo: independientemente del giro de nuestro negocio y nuestras fuentes de financiamiento, en términos de perspectivas de crecimiento económico, la variable más importante será el ritmo de recuperación en Estados Unidos, y eventos relacionados como las elecciones de noviembre, habrá sin duda otros factores de orden internacional como el aumento de la tensión entre las economías más grandes del mundo de EE. UU. y China
Riesgos del Entorno Económico: en nuestro país no se observan políticas de alivio fiscal para el sector empresarial, esto nos indica que las cosas pueden empeorar antes de que volvamos a la normalidad. Tratándose del tipo de cambio, aunque estamos lejos del máximo de 25 MXN / USD de marzo, el más alto desde la crisis del Tequila de 1994, seguiremos viendo presiones a nuestra moneda derivado de debilidades estructurales de nuestra economía como nuestra dependencia al desempeño de la economía estadounidense. Si la economía de Estados Unidos se debilita, o entra en conflictos postelectorales en noviembre, es probable que la economía de México tenga afectaciones importantes.
Otro factor de riesgo relevante es PEMEX, el peso mexicano tiene una fuerte correlación con los precios del petróleo y el desempeño de la paraestatal. Dados los precios actuales del petróleo, las limitadas perspectivas de crecimiento dado el impacto de la demanda, aunado a la ineficiencia de la petrolera del Estado, es probable que impacte a las finanzas publicas del país en su conjunto, al grado de poner en riesgo el grado de inversión de la deuda soberana.
Crecimiento del PIB: Según el Banco de México en el segundo trimestre, la economía mexicana retrocedió un 18.7% con respecto al mismo período del año anterior, acumulando cinco trimestres consecutivos de caída, situación no vista desde la crisis de 2008-2009. El consenso de analistas, y de Howell Consultores, es que a fines de 2020 el PIB de México se contraerá alrededor de 10%, en cuyo caso registraría la mayor caída en un año desde 1932. Sería hasta 2025 cuando el PIB mexicano volvería al nivel observado en diciembre del 2019, es decir, antes de sufrir los efectos económicos negativos de la pandemia.
M&A o fusiones y adquisiciones; a medida que los acreedores o inversionistas demanden el cumplimiento de acuerdos corporativos, muchas empresas se podrían ver obligadas a vender algunas partes de sus negocios para fortalecer su balance sheet, esto afectará a empresas sobreapalancadas con estrechos márgenes. Es importante tomar en cuenta que, en una desinversión hostil o forzada, los compradores buscan descuentos, los índices de default en deuda pueden verse impactados negativamente. Compradores de empresas buscan descuentos y vendedores de empresas no quieren vender a los precios actuales.
Mayor endeudamiento: según Reuters, las empresas de todo el mundo contraerán hasta un trillón (mil billones) de dólares de nueva deuda en 2020. Las tasas de interés más bajas y la incertidumbre económica son factores clave, pero lo más importante es que las empresas buscan sobrevivir a medida que el virus y los cierres posteriores eliminan las ganancias en muchas industrias, las empresas buscan deuda como mecanismo de respiración artificial, eso aumentara los spreads del crédito.
Reestructuración de la deuda: en consecuencia, las empresas, de sectores de negocios impactados, estarán obligados a buscar mecanismos de refinanciamiento de su deuda, buscar cambiar su perfil de vencimiento, renegociar sus tasas y términos, entre otras cosas, para evitar incumplimientos y eventualmente, procesos judiciales que pudieran llevar a la quiebra los negocios.
Conclusión
La economía global ha recorrido un largo camino desde el inicio del virus hasta el optimismo en torno a la reapertura de las empresas. Es probable que una recuperación completa dependa de mejores pruebas, tratamiento y, en última instancia, una vacuna. Es importante que las empresas y los empresarios comprendan cómo esta nueva realidad impacta sus inversiones para que puedan ajustarse en consecuencia.