La historia de Cafénina está ligada a la relación de Pamela Barrón Gastélum y Daniel Felix. Él, ingeniero en Sistemas, es un amante del café desde que tiene memoria; cuando ella, ingeniero Civil, le comentó que trabajó en una cafetería mientras estudiaba, entonces nació la idea de iniciar un negocio. A dos años de iniciar con el proyecto en Mazatlán, el emprendimiento se ha fortalecido con el auge del comercio en línea.
“Se me ocurrió que podríamos vender café, pero no tenía idea de proveedores” comenta Félix. “Ni de café”, señala Barrón, quien contaba con la experiencia para iniciar el negocio. Decidieron visitar juntos cooperativas en Chiapas para encontrar el producto que necesitaban. “Elegimos el café que más nos gustó, para iniciar”, comentan.
Ambos tenían empleos, por lo que se dedicaron a promoverlo en redes sociales y entregar pedidos a domicilio en sus tiempos libres, con la contingencia por la pandemia los pedidos se multiplicaron y agregaron nuevos clientes regulares.
Cafenina ha sido muy noble, enfatiza Barrón: “ha sido un negocio que no nos ha exigido más de lo que podíamos dedicarle y nos despertó el amor por emprender”. “Nos ha dejado mucho aprendizaje y nuevas amistades”, finaliza Felix.