En tiempos aciagos, hubo un hombre que siempre dio la cara por aquello que valía la pena, que no rehuía a su función de líder, que fue protagónico por sus buenas acciones, que fue apreciado más allá del gremio empresarial. Se llamaba Miguel Ángel Manjarrez Beltrán. Nacido San Ignacio, creció en la cultura del trabajo y del esfuerzo. Como la mayoría de aquellos que radican en ese municipio serrano, Manjarrez Beltrán tenía una familia dedicada al campo. Siendo muy joven, apenas a los 18 años, decidió buscar nuevas y mejores oportunidades. Salió de su hogar para llegar a la capital sinaloense, donde se valió por sí mismo. De entre los tantos empleos en los que se desempeñó, hubo uno que definiría el rumbo de su destino: la impresora sinaloense Hubbard, ya que fue ahí donde adquirió las bases que lo ayudarían en la formación de su propia empresa: Manjarrez Impresores.
Como empresario fue uno de los más importantes de las artes gráficas a nivel nacional y se ganó la confianza del gremio en la región, lo cual le valió para ocupar los más importantes cargos. A saber: presidente de Canacintra, vicepresidente de Canacintra, presidente de Ejecutivos de Ventas y mercadotecnia Culiacán. Además, fue distinguido con el galardón del mérito industrial y fue de los grandes impulsores de la Semana de la Mercadotecnia. Miguel Ángel Manjarrez se caracterizó por procurar una mayor estabilidad para los industriales y todos los sectores productivos al formar parte de la intercamaral, así como por su espíritu altruista, ya que abrazó las más nobles causas, apoyando a quien lo necesitaba, sin distinción. Por todo lo anterior, el gremio empresarial y la sociedad reconoce a Manjarrez Beltrán como hombre en quien siempre encontró generosidad, visión y liderazgo.