Un referente de la agricultura, un apasionado del campo y un adelantado a su época en el manejo de los recursos hídricos. Ese fue, sin reparo de duda, Don Severo Gutiérrez Beltrán. Infatigable y determinado en todo lo que se proponía, Don Severo Gutiérrez se encargó de transformar la agricultura sinaloense. Lideró la reestructuración del abastecimiento de agua a los campos de cultivo mediante la implementación de los módulos de riego, que aún hoy en día sigue vigente y que, de hecho, representaron un real empuje al agro nacional. Participó activamente en la planeación, diseño y ejecución de las más importantes obras hídricas del estado, las cuales, incluso, fueron replicadas en otras partes del país.
Severo Gutiérrez, con la visión progresista que le acompañó durante toda su vida, legó a la entidad uno de los embalses más emblemáticos del noroeste, con una extensión de 5 mil 420 hectáreas: la presa Sanalona. De manera que la deuda que el valle de Culiacán tiene para con Don Severo Gutiérrez es prácticamente impagable.
Como un hombre sumamente capaz en todo lo que hacía, Gutiérrez Beltrán también fue un connotado agricultor, sobresaliendo en el cultivo de hortalizas y siendo un exitoso exportador de pepino pickle hacia Estados Unidos. Su desempeño en la agricultura fue ejemplar por el enfoque asociativo que tenía, que lo llevó a presidir la Asociación de Agricultores Del Río Culiacán y directivo del Banco Provincial.
Su contribución al desarrollo de la entidad se extiende también a las arterias viales, ya que participó activamente en la construcción de caminos hacia el oriente y norte de Culiacán, facilitando el traslado de poblaciones que entonces estaban prácticamente inaccesibles. La educación fue igualmente un tema toral para Don Severo Gutiérrez Beltran. Como universitario estaba convencido de que era el único camino para salir adelante. Por ello es que puso manos a la obra y gestionó la puesta en marcha de la escuela secundaria tipo agropecuaria en Villa Juárez, un poblado en el que también fue muy apreciado por conducirse con honestidad y compromiso, así como por su invaluable aporte al bienestar de las familias, ya que es ahí donde generaba miles de empleos. La impronta de Don Severo Gutiérrez Beltrán se extiende a la infraestructura hídrica, la educación y el campo. Ahí permanecerá su legado para siempre.