El temor de que la Covid-19 no cederá, prevalece en este laboratorio. Cuando los casos bajan, se respira un poco para luego volver a contener el aire ante la casi inminente certeza de que otra ola llegará.
La preocupación no es menor, desde que ocurrió el primer caso positivo a la fecha se han contagiado más de 70 mil personas y casi 8 mil murieron en Sinaloa. La Covid-19 se colocó como la segunda enfermedad más mortal en el país.
Cristóbal Chaidez Quiroz, un científico sinaloense experto en Microbiología y miembro del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), tiene una cruzada importante, la de tratar de evitar que más personas se contagien.
“La situación es que muchas de esos contagios pudieron detectarse antes”, dijo el Microbiólogo que lidera un proyecto local para detener los contagios.
Este consiste en aplicar pruebas rápidas en el mayor número de personas posibles.
Las pruebas rápidas, conocidas también como PCR, podrían detectar a pacientes enfermos, con la posibilidad de cortar cadenas de contagio, como ya sucede con empresas sinaloenses adheridas a la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra) apoyada por el CIAD y reconocida por la Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Coepriss).
“Es muy importante saber que una prueba vale mucho más que un tratamiento médico, una hospitalización que sabemos que son costosísimas”, dijo el científico.
Las pruebas son un eje elemental para cortar las llamadas cadenas de contagio, es decir, la alta transmisión del virus entre personas.
La razón es muy simple: hay una gran cantidad de personas enfermas que no tienen síntomas, pero pueden transmitir el coronavirus fácilmente. Esos pacientes son los de mayor riesgo, pues pueden contagiar a centenas de personas en un par de días.
Chaidez Quiroz es defensor de la práctica de pruebas rápidas y por eso forma parte de un equipo de científicos que están ocupados en hacer pruebas rápidas validadas por el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (INDRE).
“Con esto generamos investigación, aplicamos pruebas con saliva que son pruebas no invasivas, porque no te pican la nariz y es igual de efectiva”, aseguró.
Para sostener su tesis, el Microbiólogo explicó que se debe seguir la lógica sobre cómo se transmite el virus, por el aire.
“Desde el año pasado validamos el método y se ofrece a empresas e instituciones para hacer pruebas preventivas”, dijo.
La mejor forma de hacer estas pruebas es organizando grupos de personas con amplia convivencia, ya sea por espacios de trabajo o educativos.
Los científicos del CIAD creen que las escuelas y empresas deben aprender a invertir en prevención como método de productividad.
Además, estas técnicas de identificación de contagios son a menor costo que una prueba por hisopo. También son más rápidas y tienen una efectividad suficiente. Para comprobarlo, Chaidez Quiroz citó las olimpiadas de Tokio 2020.
“¿Qué hacían en las olimpiadas? Depositaban su saliva en frascos y estos se analizaron para detectar los contagios”, recordó.
Este método, el de la saliva, es elemental si se comprende que el virus se transmite principalmente por partículas de esta en el aire. Es por eso que el uso de cubrebocas es fundamental.
Estos científicos usan la ciencia para conocer cómo parar todo esto que tiene al mundo de cabeza y a millones de personas despidiendo a sus familiares. La clave está en el aire y si tan solo se les escuchara, podría haber una oportunidad para volver a respirar sin cubrebocas.
Texto: Marcos Vizcarra / Ilustración: Martha Rivera / Edición: Miriam Ramírez