La autonomía e independencia del ser humano durante su desarrollo, es sinónimo de libertad con responsabilidad. Para las personas que viven con Trastorno del Espectro Autista (TEA), es posible incorporarse a la sociedad y destacar en sus áreas de conocimiento, siempre y cuando cuenten con apoyo en el hogar, y con el establecimiento de dinámicas y rutinas que los involucren gradualmente con las actividades y ocupaciones de su círculo de convivencia.
En el marco del Día Mundial de Concientización sobre el Autismo o TEA, que se conmemora cada 2 de abril, el Psic. Pablo Isaías Ramírez Martínez, integrante del Departamento del Psicopedagógico de la Preparatoria CETYS Universidad Campus Mexicali, explicó que la causa exacta del trastorno se desconoce.
“Es probable que existan una serie de factores genéticos involucrados en su incidencia. Sin embargo, las investigaciones muestran que los genes sólo pueden ser una parte de la respuesta, dado que no se presenta en todas las familias” refirió.
Añadió que el autismo se relaciona con la capacidad de interactuar socialmente y con el proceso de interpretación del contexto, sin embargo, la discapacidad cognitiva presenta una dificultad para el razonamiento general y de comprensión. “Necesitamos estudiar de cerca al espectro autista para determinar las necesidades particulares que cada singularidad de la misma presenta”.
Una persona con autismo puede llegar a ser independiente en la medida en que aprende a cuidarse y a tomar decisiones beneficiosas para sí misma.
La independencia conlleva diversas connotaciones y se desarrolla en función del nivel que presente del TEA, a la par del impulso que recibe de la red de apoyo conformada por sus familiares, amigos, equipo médico y personas cercanas.
Para determinar si un paciente es independiente, mencionó el psicólogo, es necesario observar la dinámica y estilo de vida en el que se desenvuelve, desde la aplicación de rutinas sencillas como el autocuidado de su persona y de las que tienen el propósito de obtener logros individuales en ámbitos como el académico, cultural, o social.
“Para ser independiente, una persona con TEA debe de hacer ciertas cosas solo, como ir al trabajo o a los estudios sin necesidad de que le lleven, ocuparse de su ropa y de su cuarto, aprender a cocinar y sobre todo, aprender a resolver conflictos con otras personas”.
La transición hacia la independencia de un paciente con autismo puede comenzar en la adolescencia e ir avanzando hacia la adultez temprana, y debe acompañarse por la red de apoyo e ir agregando compromisos y responsabilidades, de manera gradual, lo que hará que poco a poco pierda el miedo a las nuevas experiencias.
Vivir con autismo no es sinónimo de discapacidad cognitiva; si bien, hay señales de alerta dentro del espectro como retraso en la destreza del habla y el lenguaje, utilizar pocos signos de expresión no verbal ante diferentes estímulos, el repetir las palabras una y otra vez y la dificultad de llegar a una comprensión del contexto y de las expresiones y comportamientos sociales, un funcionamiento diferente de una persona no es precisamente un signo de daño cerebral.
Se trata solamente de la respuesta de un proceso evolutivo que modifica la forma en la que nos relacionamos con el contexto y ello debe ser un punto de partida para tratar con respeto las diferentes formas en las que el pensamiento ocurre.
“Cuando hablamos de igualdad suponemos que es igualar las condiciones para el mismo formato de pensamiento, sin embargo, el término de equidad nos permite ampliar la capacidad de respuesta como sociedad ante las diversas formas en que la mente funciona, siendo una de ellas el TEA” concluyó el especialista.