La industria de la cerveza artesanal ha tenido un balance positivo durante los últimos años en gran parte del territorio nacional, pero todo comenzó en un rincón del país, Baja California. Uno de sus principales promotores fue el sonorense Héctor Corella Vega.
Corría el año 2009. En ese entonces Corella Vega se hallaba en búsqueda de nuevas oportunidades, ya que los proyectos que había emprendido no habían resultado bien. En ese lapso, buscando “manejar el estrés”, acudía con su amigo Juan Medrano a catas de cerveza en la ciudad fronteriza de Mexicali.
Fue en esas andanzas que hizo un descubrimiento que le cambió la vida. Se percató que alguien fabricaba cerveza casera por medio de unas catas en Mexicali.
Esa experiencia fue tomada como un reto, “porque pensé que si alguien puede fabricar cerveza en su casa, yo también lo puedo hacer”. De manera que puso manos a la obra. La cocina de su casa fue el lugar donde comenzó la elaboración de su propia bebida, teniendo a su esposa como primer testigo.
Los primeros en todo
Luego de un tiempo se trasladó a su cochera, donde la elaboración ya era mayor. En ese lapso, cuenta Corella Vega, “me gustó mucho elaborar cerveza, dimos a conocer el producto. En Mexicali, particularmente en la AgroBaja, no se permitía el ingreso de bebidas que no fuera Tecate. En el año 2012 fuimos los primeros en que nos diera entrada a ofrecer degustaciones de cerveza”.
Al éxito cosechado en la AgroBaja le siguió la comercialización en otros establecimientos locales. En ese contexto Héctor Corella Vega se aboca a la interacción con los cerveceros locales, donde el destino le tenía preparada una sorpresa: ser el encargado de encabezar un movimiento para legislar la producción de cerveza artesanal.
“En 2015 comenzamos a formar la asociación de micro cerveceros de Mexicali. Me escogen como el primer presidente de la asociación y me toca encabezar la gestión para la regulación de cerveza artesanal. Baja California fue el primer estado en legislar la cerveza artesanal, fui el primero en presentar el expediente, el primero en lograr el permiso de producción a nivel nacional.
“Eso me permitió abrir el primer tap room formalmente, con las instalaciones de una cervecería, en el 2016, y en el 2017 comenzamos la ampliación de Amante. Ahora ya es una instalación de mas de 800 metros cuadrados con la fabrica, tap room y beer garden”.