Como en el cuento de Juanito y el Lobo, decían a los mazatlecos: ahí viene el desarrollo. Y nunca llegaba. La ciudad estaba estancada, sin progreso notable, apagada, con muchos problemas de infraestructura, anclada en un turismo de bajo ticket, sin hoteles de cadena y con muy poca inversión.
Hoy, afortunadamente, esa historia es diferente. ¿Qué pasó? En octubre de 2013 se abrió la autopista entre Durango y Mazatlán. Una compleja obra de infraestructura colmada de bellos puentes y túneles. Y aunque ha quedado en evidencia que pudo haber sido construida con mejor calidad y evitar así tantas reparaciones que en ocasiones frenan el flujo vehicular, la nueva carretera destapó como llave a presión un mercado de entre 5 y 10 millones de nuevos consumidores.
Turistas e inversionistas de Durango, Torreón, Gómez Palacio,Lerdo, Saltillo, Chihuahua y Monterrey, entre otras ciudades, aprovecharon el nuevo acceso para decretar a Mazatlán como su destino favorito, y desde entonces la fortuna del puerto sinaloense empezó a cambiar.
Pero la llamada supercarretera no fue lo único. Las estrellas se alinearon, y llegó al Gobierno del estado un político-empresario, el hoy embajador de México en España,
Quirino Ordaz Coppel, hotelero de toda la vida. Y se notó que le entiende al tema turístico. En los seis años que gobernó, de enero de 2017 a octubre de 2021, se generó una transformación radical del puerto, desde su centro histórico, su malecón, su zona dorada, su marina, la organización del tianguis turístico, su estadio de futbol de primera división y muchas más acciones y obras que embellecieron al puerto y le brindaron una competitividad y atractividad nunca vista.
No es que hoy todo sea color de rosa, pero la ciudad tiene un semblante muy distinto, y sus habitantes también. El optimismo es el denominador común. El progreso ya no se ve como una promesa vacía de políticos en turno, sino una realidad que ha empezado a impactar el bolsillo de cada vez más habitantes del puerto.
El desarrollo ha traído aparejados nuevos retos, principalmente en materia de capital humano, infraestructura, servicios públicos y planeación urbana. Los mazatlecos están conscientes de ello y ya están trabajando en las soluciones.
No serán fáciles, pero con el concurso de todos, y en coordinación con las autoridades, se pueden alcanzar. Mazatlán y su creciente número de visitantes se lo merecen.