El avance hacia el empoderamiento económico de las mujeres ha sido impulsado por transformaciones históricas, sociales, culturales, económicas y políticas. Además, en las últimas décadas, se ha fomentado a nivel global mediante la adopción de diversas declaraciones, convenciones y resoluciones.
Investigaciones diversas indican que los estereotipos de género ejercen una influencia perjudicial en las percepciones hacia las mujeres. Estos estereotipos las limitan, considerándolas adecuadas únicamente para roles vinculados con la nutrición, el cuidado, la reproducción, la calidez, la comunidad y la educación. También, los estereotipos las retratan como individuos incapaces de tomar decisiones rápidas, carentes de pensamiento lógico, excesivamente suaves y sensibles, con un enfoque mayor hacia el altruismo, la calidez y la empatía.