Luego de que por muchos años Alemania fuera considerado el país “campeón mundial de las exportaciones”, cuando el gas ruso abastecía de combustible barato a sus industrias y China era un gran socio comercial, además de que la industria automotriz, las empresas químicas y de ingeniería vivían sus grandes momentos, actualmente atraviesa tiempos realmente convulsos.
Sus indicadores económicos muestran debilidad y con la fragilidad que se vive los países de su entorno sufrirán también, expone Wolfgang Münchau en su libro “Kaput: el fin del milagro económico alemán”. En una entrevista con BBC News Mundo publicada el 20 de noviembre, Münchau narra que, en el momento de mayor apogeo de la hiperglobalización, Alemania llegó a ser el mayor exportador global, pero que ese mundo ya no existe.
“Eventos como el Brexit, los aranceles de Trump, la invasión de Ucrania por parte de Rusia o el ascenso de China, que de comprador pasó ahora a competidor, pasaron factura a su modelo industrial”
Pero no fueron las únicas causas, agrega, ya que el mayor de todos los shocks provino de la tecnología.
“La Alemania de hoy tiene una de las peores redes de telefonía móvil de Europa, el fax sigue reinando en el Ejército y en los consultorios médicos y hay muchos comercios que todavía sólo aceptan dinero en efectivo”
Para Münchau, este declive lleva gestándose años y las peores decisiones se tomaron durante el largo reinado en el poder de Angela Merkel (2005-2021).
“En la década de 2010 Alemania aumentó su dependencia del gas ruso, invirtió menos en fibra óptica e infraestructura digital e incrementó su dependencia de las exportaciones; es un modelo que por distintos factores quedó obsoleto”
Y aunque el país era celebrado como líder del mundo occidental, hubo una falta de reformas económicas significativas y una excesiva concentración en la política exterior en detrimento de la innovación y la planificación económica de largo plazo.
“Hoy las grandes empresas químicas, de ingeniería o automóviles, están sufriendo y con ellas el tejido empresarial más pequeño que abastece de componentes”
El ejemplo más claro es Volkswagen, el mayor empleador del sector privado de Alemania que amenaza con cerrar plantas en el país por primera vez en sus 87 años de historia. En su libro, Münchau analiza diversos factores que han arrastrado a la primera economía de la zona del euro a este periodo difícil.
“Europa va a sufrir. Alemania fue su motor del crecimiento, pero ahora una Alemania que no crece está políticamente menos dispuesta a tener grandes esquemas de apoyo para la Unión Europea”
El periodo de luz y la caída El milagro económico alemán, dice Münchau, comenzó después de la Segunda Guerra Mundial, cuando a fines de la década de 1940 hubo un periodo de nuevas empresas y mucho dinamismo en la economía, basado en la ingeniería y la industria.
“Los oleoductos y los reactores nucleares eran los engranajes que impulsaban la economía alemana, eran la fuerza vital de su modelo industrial y fueron estos oleoductos los que más tarde darían a Alemania acceso al petróleo noruego y al gas ruso; esa primera fase del milagro duró hasta bien entrada la década de 1970”
Sin embargo, de 1980 a 1990 fue más problemático porque la unificación costó mucho dinero y fue hasta 2005 que llegó una segunda fase positiva que duró hasta aproximadamente 2018.
“Entre los factores que contribuyeron a este éxito se encuentran las reformas del mercado laboral introducidas por el canciller Gerhard Schröder en 2003, que llevaron a una moderación salarial, así como el gas barato procedente de Rusia, la liberalización del transporte marítimo y la logística de contenedores”
También la fuerte demanda de bienes industriales alemanes por parte de economías en rápido crecimiento como China o India.
“Lo que le pasó a Alemania es que se volvió muy dependiente de unas pocas industrias, en particular de la automotriz, cuando la mayoría de los países grandes como Estados Unidos, China, Brasil o Japón tienen industrias diversificadas y no dependen de una o dos”
En el sector automotriz, donde parecía estar más sólido, su más grande problema fue que no logró innovar.
“Alemania no está a la vanguardia, seguía vendiendo sus viejos automóviles impulsados por combustible e invirtió en las tecnologías equivocadas y lo que tenemos ahora es que Tesla y los chinos son los líderes en automóviles eléctricos, y los alemanes se quedaron atrás”
En cierta manera, desglosa, la obsesión alemana con la industria pone de relieve la incapacidad del país para aceptar que las economías occidentales modernas se basan en los servicios, no en la fabricación. Pero también vive una lenta digitalización de las industrias existentes, ya que la tecnología digital invadió los dispositivos mecánicos en los que el país era puntero y no supo adaptarse.
“Alemania no tiene prácticamente ninguna representación en materia de inteligencia artificial, no ha realizado estas inversiones y ese es el problema de una economía que tiene que especializarse demasiado”
El reinado de Merkel Münchau asegura que las peores decisiones para Alemania se tomaron durante el largo reinado de 16 años de Angela Merkel (2005-2021), ya que ella se centró principalmente en la política exterior y no le interesaban las reformas económicas.
“Alemania se despidió de muchos avances técnicos durante ese tiempo. También fue durante su periodo cuando el país se volvió muy dependiente de China y de Rusia y se decidió apagar la energía nuclear; se tomaron muchas decisiones que, en retrospectiva, se consideran equivocadas”
Al día de hoy, Alemania tiene una economía de muy bajo crecimiento y todo se debe a las malas decisiones se tomaron en las décadas anteriores, según el escritor.
“Merkel brilló como la jefa diplomática europea, mantuvo una relación muy estrecha con Obama en Estados Unidos, trabajó con Putin, tenía una presencia muy global, pero no era alguien que pensara estratégicamente sobre la fortaleza económica y la geopolítica, ya que tenía otras prioridades”
Su gran fortaleza en la política alemana fue que era capaz de dirigir coaliciones entre partidos de izquierda y derecha, pero Münchau enfatiza que muchos de los problemas que tiene Alemania hoy en día fueron el resultado de errores previsibles que cometió ella y durante su mandato.
“La política energética fue probablemente el caso más extremo, pero también la industria automovilística, ahora los grandes gigantes tecnológicos del mundo, casi todos son de Estados Unidos, unos pocos de China y no hay ninguno europeo”