A los once años, en un salón de primaria, una niña se atrevió a presentar por primera vez una idea científica nacida de la curiosidad. Aquella medalla ganada en un certamen estatal no fue un solo un reconocimiento, dice María Guadalupe Beltrán Gómez, sino el inicio de todo.
“Comprendí que cualquier idea, a cualquier edad, podía tener valor, y que la ciencia y la tecnología podrían ser una herramienta para cambiar las cosas”, reflexiona.
Hoy, esa niña es ingeniera en Bionegocios y estudiante de posgrado en Ciencia y Tecnología de Alimentos. Con una visión que entrelaza ciencia, tecnología y emprendimiento social, ha construido una trayectoria coherente con su propósito de transformar la realidad a través de soluciones creativas e innovadoras. Su trabajo se ha centrado en la creación de alimentos funcionales, la sostenibilidad y la salud infantil, temas que articula desde el rigor académico y el compromiso social.
A lo largo de su camino, María Guadalupe Beltrán ha recibido múltiples reconocimientos que validan su esfuerzo y el impacto de sus ideas, pues fue galardonada como estudiante destacada en proyectos de investigación científica y tecnológica, con más de 498 horas de labor, y obtuvo el reconocimiento a la mejor trayectoria de la generación 2022 del Tecnológico de Monterrey, campus Sinaloa. En 2024, recibió el Premio al Mérito Juvenil del Gobierno del Estado de Sinaloa en la categoría Académica, Científica y Tecnológica. Más recientemente, fue reconocida con el Premio Mujer Tec 2025, en la categoría de emprendimiento, tras ser seleccionada entre más de 39,000 candidatas de todo el país.
“Estos reconocimientos me recuerdan el compromiso que tengo con generar un impacto positivo a través de soluciones innovadoras y creativas”, afirma María Guadalupe Beltrán, quien agrega que crecer rodeada de mujeres científicas en su familia marcó su percepción del mundo. “Mi madre y mi hermana menor son químicas, y crecí viendo en ellas cómo la ciencia puede transformar vidas, especialmente en el ámbito de la salud”. La inspiración también vino de su padre, cuya dedicación y esfuerzo, dice, han sido importantes para alcanzar sus metas.
Innovación alimentaria con Bioshake y Dry Food
María Guadalupe Beltrán señala que la carrera de Ingeniería en Bionegocios del Tecnológico de Monterrey le permitió unir sus intereses en bioquímica, biotecnología, alimentos y sostenibilidad para contribuir a la creación de soluciones con valor a la sociedad.
Por ello, su convicción la llevó a participar activamente en proyectos de impacto, Uno de ellos fue Bioshake, una bebida simbiótica elaborada a base de frutas y vegetales regionales, diseñada como una alternativa nutritiva frente a la obesidad infantil. Paralelamente, ideó Dry Food, un modelo de negocio internacional que rescata frutas y verduras desechadas para transformarlas en snacks saludables, alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
“Dry Food busca transformar el desperdicio en esperanza. Con este modelo se recuperan alimentos que serían desechados y los convertimos en productos nutritivos, combatiendo así el hambre cero (ODS 2) y promoviendo el consumo responsable (ODS 12). Y me encantaría que Bioshake se convirtiera en una herramienta educativa, no solo nutricional. Que ayude a niñas y niños a alimentarse mejor, pero también a comprender la importancia de cuidar su salud desde muy pequeños, ya que se han realizado talleres a niños de educación básica para impulsar la concientización de una buena alimentación y focus groups para escucharles y conocer sus intereses”.
Ambos proyectos comparten una raíz común, aplicar la ciencia con propósito. La biotecnología alimentaria y el aprovechamiento de subproductos, Beltrán incorpora tecnología, sostenibilidad y diseño empresarial con enfoque social. Por esta visión le ha permitido obtener reconocimientos en iniciativas internacionales como Agente ODS en Bolivia, Map the System y Trepcamp.
En 2022, representó a México en el Global Entrepreneurship Summer School (GESS), donde lideró un equipo internacional conformado por jóvenes de Alemania e Irán. La experiencia reforzó su confianza y amplió su perspectiva sobre el emprendimiento global.
“Aprendí a saber escuchar, a comunicarme más allá del idioma, a valorar las diferencias… Fue un proceso que me enseñó a liderar y a trabajar por objetivos que trascienden fronteras”, relata.
A futuro
Hoy, forma parte de una firma internacional con operaciones en Colombia, México y Estados Unidos, enfocada en fortalecer la economía y la internacionalización de las empresas. Su paso del entorno académico al profesional ha sido constante en desafíos, pero también en descubrimientos personales.
María Guadalupe Beltrán asegura que sus mayores herramientas han sido la empatía, el liderazgo con propósito y la resiliencia. A mediano plazo, proyecta seguir desarrollando soluciones desde la biotecnología alimentaria, con énfasis en la prevención de enfermedades y la educación nutricional en comunidades.
En su visión de futuro, la ciencia y el emprendimiento no se excluyen, más bien convergen. Aspira a fundar su propia empresa en México, escalar sus iniciativas a nivel internacional y colaborar con organizaciones que promuevan la innovación con impacto real.
“Mi sueño es crear una empresa en México, construir plataformas y alianzas que inspiren y conecten a nuevas generaciones de emprendedores comprometidos con un futuro más justo y sostenible”.
Y desde el laboratorio, la academia y el emprendimiento, trabaja día a día para hacerlo realidad.
Por último, ¿qué mensaje le darías hoy a aquella niña de 11 años que se animó a participar en su primer concurso?
Gracias por atreverte. Por creer en ti. Por no tener miedo de soñar en grande. Que sigues viva en mí, recordando todos los días que todo comienza con una idea y el valor de compartirla y atreverte a apostar por ella. Que eres valiente, inteligente y que tu creatividad y talento te han llevado a logrado cosas maravillosas hoy en día y que estamos construyendo una historia muy bonita en la ciencia y es sólo el inicio de muchas cosas buenas que nos esperan.