La administración de Donald Trump ha empleado los aranceles como una herramienta de presión para alinear las políticas de otros países con los intereses de Estados Unidos. Esta estrategia ha afectado a naciones como México y China, y ha generado tensiones con aliados tradicionales como Canadá y la Unión Europea.
El coordinador de la licenciatura en Logística Internacional de Cetys Tijuana, Ignacio Casas Fraire, recordó que durante su mandato, el presidente electo Trump implementó aranceles sobre el acero y aluminio, justificándolos por motivos de seguridad nacional. Estas medidas impactaron a países como Canadá, México y miembros de la Unión Europea, provocando respuestas en forma de aranceles de represalia. Por ejemplo, Canadá impuso aranceles equivalentes a los productos estadounidenses en respuesta a las tarifas sobre el acero y el aluminio.
Según un análisis del Peterson Institute for International Economics, para junio de 2019, China había aumentado sus aranceles promedio a las exportaciones estadounidenses al 20.7%, mientras que los aranceles a otros países habían disminuido al 6.7%.
Estudios recientes han demostrado que los aranceles de Trump no lograron restaurar empleos en Estados Unidos. Por ejemplo, el Instituto Tecnológico de Massachusetts, la Universidad de Zúrich, Harvard y el Banco Mundial han concluido que los aranceles “ni aumentaron ni disminuyeron el empleo en Estados Unidos” donde se suponía que debían proteger los empleos.