En 2011, cuatro profesionales, dos científicos y dos especialistas en gestión de proyectos, decidieron apostar por una molécula con potencial en el área de la salud. La fundación de Bionag, con sede en Tijuana, fue el resultado de ese encuentro.
El equipo conformado por la doctora Nina Bogdanchikova, el doctor Horacio Almanza, el doctor Ismael Plasencia y Martha Alvarado, comparten la visión de llevar el conocimiento científico más allá de las publicaciones y patentes, enfocándolo en aplicaciones concretas con impacto social.
La molécula central de Bionag es un complejo nanotecnológico de nanopartículas de plata recubiertas con polivinilpirrolidona y colágeno hidrolizado. Tiene propiedades antivirales, bactericidas y fungicidas. Si bien el desarrollo original fue en Rusia, el equipo mexicano logró establecer un puente tecnológico y científico para adaptarlo y escalarlo en México.
Inicialmente buscaron aplicaciones en salud humana. Sin embargo, las exigencias regulatorias para medicamentos en personas superaban sus capacidades de inversión. Evaluaron su efectividad en pie diabético, con resultados positivos, pero optaron por redirigir esfuerzos hacia la salud veterinaria, un campo con menor carga regulatoria y alta demanda.
Después de explorar tratamientos para ganado, encontraron un nicho en el mercado de mascotas. En 2019, lanzaron dos productos: Nagpet y Tempernag, enfocados en enfermedades virales como el moquillo y el parvovirus.
En estudios clínicos de Bionag lograron tasas de supervivencia del 85% de las mascotas en etapas tempranas de moquillo y del 65% en etapas neurológicas avanzadas. Son los únicos medicamentos antivirales veterinarios basados en nanotecnología aprobados por SENASICA en México.
Otra de las claves de su éxito es que el producto está hecho en Tijuana, una ciudad que tiene el potencial de convertirse en un hub biotecnológico en la región, gracias a su capital humano, su ecosistema académico y su ubicación estratégica en la frontera.
“La ciudad ya cuenta con programas de formación en bioingeniería, biotecnología e ingeniería biomédica, así como con una comunidad científica en crecimiento; esta diversidad cultural y académica ha sido importante para impulsar una mentalidad emprendedora orientada a la innovación tecnológica”, señala Marta Alvarado, cofundadora de Bionag,
La innovación, asegura, también ha sido un motor para el posicionamiento de Tijuana como destino de turismo médico, ya que se compite con países como Estados Unidos, la diferenciación viene de ofrecer soluciones nuevas, efectivas y accesibles. Esto incluye tanto la atención al paciente como la incorporación de nuevas tecnologías médicas que resuelven problemas desde una visión científica aplicada.
Uno de los campos que promete transformar el panorama de la salud en los próximos años es la nanotecnología. En el caso de Bionag, los primeros desarrollos se han centrado en la salud veterinaria, pero los avances y estudios clínicos apuntan a una expansión hacia el sector humano. Frente al aumento de la resistencia antimicrobiana, la nanotecnología es una alternativa viable, segura y con respaldo científico para mejorar los tratamientos contra hongos, bacterias y virus.
- En estudios clínicos de Bionag lograron tasas de supervivencia del 85% de las mascotas en etapas tempranas de moquillo y del 65% en etapas neurológicas avanzadas.
- Nagpet y Tempernag son los únicos medicamentos antivirales veterinarios basados en nanotecnología aprobados por SENASICA en México.
- Bionag logró adaptar una molécula rusa mediante un modelo de transferencia tecnológica entre instituciones científicas de Rusia y México.