Romina Valenzuela y Carlos Domínguez no planeaban convertirse en expertos en café. De hecho, cuando Casa Lena comenzó a tomar forma, ninguno de los dos era particularmente aficionado al café. Ella era odontóloga y él, contador. Sin embargo, la idea de emprender juntos un negocio surgió de combinar sus habilidades: Carlos Domínguez fabricaba carritos ambulantes junto a su primo y Romina Valenzuela llevaba tiempo vendiendo postres desde casa, especialmente roles de canela que se hicieron populares durante la pandemia.
El 14 de febrero de 2024, después de un año de planeación y formación autodidacta, Casa Lena inició su servicio en un punto estratégico de la ciudad, en el Boulevard Mario López Valdez, Culiacán. Con un carrito artesanal diseñado por Romina Valenzuela y elaborado por Carlos Domínguez y su primo Luis López, y un menú de recetas caseras ideadas por ambos jóvenes, el negocio comenzó a atraer la atención de transeúntes y conductores que buscaban un café o postre rápido y delicioso sin bajarse del auto.
No obstante, Carlos Domínguez y Romina Valenzuela habían enfrentaron un reto inesperado: aunque habían tomado cursos en línea sobre barismo, la práctica fue otra historia. Pasaron horas perfeccionando sus recetas de café, probando granos de diferentes regiones hasta que encontraron uno que les gustó de Oaxaca. A partir de ahí, todo fue ensayo y error. Aprendieron sobre la marcha y se adaptaron a las necesidades y gustos de sus clientes.
El servicio de Casa Lena también fue creciendo junto con su clientela. Comenzaron ofreciendo cuatro bebidas frías, pero pronto tuvieron que ampliar su menú debido a la demanda.
“Nos pedían bebidas que no teníamos, así que investigábamos y creábamos nuestra propia versión” Romina Valenzuela
Así surgió el americano con limón versión Casa Lena, que terminó consolidándose como un favorito local junto al Iced Caramel.
Aunque las bebidas son el producto estrella, las galletas caseras y los postres artesanales también generan un gran porcentaje en las ventas del negocio, pues
“al principio solo vendíamos postres por rebanadas, pero ahora la gente nos pide pasteles completos”
Cada postre se prepara diariamente para garantizar el sabor y variedad. También ofrecen bebidas de sabor, como matcha; croissant y chilaquiles como desayuno.
La clave, según los fundadores, ha sido mantenerse fieles a su visión original: un negocio local con atención rápida y personalizada, donde el diseño cuidado del carrito y el menú proyectan esa dedicación de servicio.
Casa Lena no solo es un carrito de café, es un concepto diferente, algo que, según Carlos y Romina, es lo que ha mantenido a los clientes regresando.
A ocho meses de haber comenzado, Casa Lena sigue creciendo de manera orgánica, impulsado por el boca a boca y la calidad de sus productos. Para aquellos que desean emprender, los jóvenes aconsejan perseverar y buscar siempre ofrecer algo original: “La gente vino al principio por curiosidad, pero se quedó por el sabor y el concepto”, señalan.