Javier Plascencia, uno de los referentes más importantes de la gastronomía mexicana contemporánea, ha construido un legado que va mucho más allá de la cocina. Orgulloso de sus raíces tijuanenses, ha sabido llevar la cocina de Baja California a escenarios internacionales. Pero su historia no se resume solo en sabores; también está llena de sensibilidad social y compromiso con su entorno.
Su vínculo con la acción humanitaria nació en un encuentro que tuvo con el chef José Andrés durante el evento Tijuana Innovadora. Años después, cuando la crisis migrante llegó a la frontera, esa conexión se transformó en acción concreta.
“Cuando llegó la caravana migrante, José Andrés no dudó. Su equipo necesitaba una cocina equipada, lista para preparar miles de comidas al día. Nosotros teníamos un comisariato en construcción, y decidimos posponer su apertura para ceder el espacio. Fue una decisión natural, una manera de poner nuestro granito de arena”
En colaboración con World Central Kitchen, y con el apoyo de voluntarios, se sirvieron más de 2,000 comidas diarias para personas en situación de vulnerabilidad. Esa experiencia, dice Plascencia, lo marcó profundamente: “Ver a niños sin alimento, familias viviendo en carpas, te cambia”.
Hoy en día, Javier colabora activamente con organizaciones como This Is About Humanity y Tijuana Sin Hambre, las cuales preparan más de 3,500 comidas al día.
“Es fundamental que el empresario entienda su rol en la comunidad. No se trata de cuánto dinero generas, sino de cuánto impacto positivo puedes tener”, afirma.
Apasionado del mar y el surf, también impulsa causas ambientales: limpieza de playas, educación ecológica para niños y uso responsable de recursos naturales.
“El respeto empieza desde casa y se transmite. Tenemos que enseñar a cuidar lo que tenemos”, enfatiza.
En el plano empresarial, su restaurante Animalón en el Valle de Guadalupe fue recientemente galardonado con una estrella Michelin.
“Es un logro colectivo, fruto de un equipo comprometido. Ahora el reto es mantener esa excelencia día con día”, señala con humildad.
Su historia inicia en una familia restaurantera en Tijuana. Tras estudiar en San Diego, abrió su primer restaurante en 1989. Desde entonces, ha creado conceptos innovadores que lo posicionan como uno de los empresarios más prolíferos del norte de México. Promotor incansable de productos locales, lleva con orgullo el nombre de Baja California a donde va.
Más que un chef, Javier Plascencia es un ejemplo de cómo el liderazgo empresarial puede también alimentar el alma.
- Sirvieron más de 2,000 comidas diarias durante la crisis migrante en la frontera.
- Hoy participa en la preparación de 3,500 comidas diarias con Tijuana Sin Hambre y This Is About Humanity.
- Colabora con World Central Kitchen, fundación del chef José Andrés.
- Su restaurante Animalón obtuvo una estrella Michelin recientemente.