En las últimas dos décadas, el valor de la vivienda en México ha crecido a un ritmo superior al de los ingresos de la población, lo que ha dado paso a un mercado de renta en expansión debido a las dificultades económicas que representa comprar una casa.
Como todas las ciudades del mundo, las principales urbes de México presentan fenómenos en donde crece más la plusvalía que el salario promedio, lo que, en consecuencia, ha generado un fuerte proceso de gentrificación.
Según publicó El Economista, este fenómeno no es menor. De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 16.4 por ciento de las 35.3 millones de viviendas particulares habitadas en el país se encuentran en régimen de renta.
No obstante, la CMIC estima que en 20 años este porcentaje podría elevarse a 50 por ciento. Esta transformación demanda modelos innovadores de vivienda en renta con reversión de la propiedad, como los esquemas de renta móvil, en los que las personas acumulan derechos sobre el inmueble a partir del pago constante de alquileres.
En el año 2000, el promedio del valor de la vivienda nueva de nivel medio en la capital mexicana era de 500,000 pesos, pero en la actualidad es de 5 millones de pesos. Esto significa que aumentó 10 veces más su valor en 25 años.
Frente a este escenario, la CMIC remarcó que es necesario transformar el mercado de vivienda y el concepto tradicional de hipoteca, para desarrollar esquemas de arrendamiento financiero más escalables y acordes al contexto económico actual.
Para la CMIC, revertir el impacto de la gentrificación exige producir más vivienda asequible y planificar en conjunto con el gobierno y la sociedad el tipo de desarrollo urbano que se desea.
La gentrificación es un fenómeno a nivel mundial, la infraestructura urbana genera plusvalías que van por encima del crecimiento de los ingresos de la población. Por eso, es muy importante que los gobiernos desarrollen instrumentos que compensen este fenómeno natural.
Entre las alternativas no solo están los esquemas de renta, sino también impulsar la construcción de nuevos inmuebles de altura, para lo que se debe implementar una visión integral y en consenso, en el que se acuerde de manera social y técnica para quién se va a construir.
*Ventajas de comprar una propiedad:
-Construcción de patrimonio a largo plazo.
-Estabilidad y protección contra aumentos en la renta.
*Desventajas de comprar una propiedad
-Costos iniciales elevados y acceso restringido a crédito.
-Responsabilidad total sobre mantenimiento y reparaciones.
*Ventajas de rentar una propiedad
-Mayor flexibilidad y movilidad geográfica.
-No se asumen gastos de mantenimiento mayores.
*Desventajas de rentar una propiedad
-No se genera un activo propio.
-Posibles incrementos en la renta y cambios en las condiciones de alquiler.
La decisión entre comprar o rentar en 2025 depende de múltiples factores: situación financiera personal, acceso a financiamiento, ubicación y metas a largo plazo. Con tasas de interés aún elevadas y precios de vivienda en aumento, la renta sigue siendo una opción viable para muchas personas.
Sin embargo, para quienes tienen estabilidad económica y pueden acceder a un crédito en condiciones favorables, comprar sigue representando una inversión segura.
Es fundamental analizar el mercado con información actualizada y considerar todos los factores antes de tomar una decisión. Con las herramientas adecuadas y una planificación estratégica, cualquier elección puede ser una inversión inteligente en el futuro.