El escenario donde se toman las decisiones que inciden en la vida pública es el de la política. Por ello es importante reflexionar al respecto. Saber qué tanto ha cambiado, hacia dónde va, quiénes serán o qué perfiles tendrán aquellos que marcarán las directrices para la estabilidad y el orden social. Jesús Rojas Rivera es un politólogo sinaloense que brinda asideros ante tales cuestiones. Su análisis revela la importancia de dejar ser solo individuos y constituirse en ciudadanos. También es un exhorto a la participación como contrapeso a aquellos que ejercen el poder.
“La política como la gran mayoría de las actividades humanas, cambia en el tiempo, es una actividad dinámica que involucra procesos de transformación constante”, explica Rojas Rivera. Añade que los politólogos estudian las relaciones del poder en su origen, legitimidad, ejercicio y función. “Podemos decir que los políticos de ahora no son como los de hace 5 o 6 décadas, que cambian sus discursos, sus posturas, la idea de lo público, incluso podemos asegurar que, en la gran mayoría de las naciones, el mundo avanza al ideal democrático. Y bastaría ver el mapa de hoy, en contraste con el de hace 100 años para observar este fenómeno, ahora hay menos dictaduras y más democracias, más repúblicas y menos monarquías” señala.
El especialista refiere que desde la construcción de las primeras civilizaciones hasta el mundo moderno, el fondo de la política es el mismo: “hacerse con el poder, ejercerlo y mantenerlo”. El ejercicio de la política moderna supone pasar de los medios violentos de control a los mecanismos legales e institucionales, dejar las decisiones unilaterales y de imposición, por las de consenso y acuerdo.
Hoy en día, cuando se compite por un puesto de elección, hay un interés por mostrarse como “antipolítico”
Sí, pareciera que los políticos quieren “renunciar a la política”, por lo desacreditado de la palabra ante la sociedad. Y aquí hay dos fenómenos muy interesantes que estudia la Ciencia Política, el primero tiene que ver con la cultura política de nuestra sociedad. Tenemos individuos, pero no ciudadanos, construir ciudadanía es un proceso lento, que en nuestra joven democracia mexicana tiene pocos avances.
Un ciudadano entiende el valor de la participación en los asuntos públicos, conoce a sus autoridades, se cuestiona para qué sirve un regidor, un alcalde, un senador, un diputado local o federal. Un ciudadano entiende que la democracia es mucho más que poner un voto en una urna y es valiente porque no enmudece cuando injustamente se afectan sus derechos.
El segundo punto es que los políticos nos alejan de la política para estar cómodamente tomando decisiones entre ellos, sin mayores contrapesos sociales. El fenómeno de la “antipolítica” supone un peligro al futuro, sobre todo cuando los ciudadanos no entienden el valor de su participación, principalmente la colectiva. ¿De quién es la culpa? De todos, de todos los que hemos tomado con desinterés los asuntos de la comunidad. ¿Hay esperanza? Claro, y este tipo de diálogos y espacios en revistas de interés como Bien Informado siembran en sus lectores esa semilla que con el tiempo florece.
¿Cuáles son las nuevas exigencias o características de los políticos hoy en día?
Quisiera decir que ahora los ciudadanos buscan perfiles más preparados, profesionales, eficientes y cultos. Pero la realidad es que repasando nombres y perfiles de quienes ejercen el poder, te das cuenta que, tristemente, las capacidades profesionales de los políticos no es la principal exigencia del elector mexicano. Esto por supuesto cambia por municipio, distrito, región o entidad.
En general el elector, al menos así lo reflejan las últimas elecciones y encuestas, está votando movido por sentimientos; de odio, frustración, coraje o de esperanza. En otro sentido en el anhelo de un cambio prometido en discursos emotivos del alto contenido demagógico. Todos en campaña prometen aumentar el empleo, reducir la inseguridad, acabar con la pobreza y el hambre. Nadie nunca, dice el cómo lo hará porque no lo saben, lo más lamentable es que los votantes no se los preguntan.
Esta banalización de la propuesta y los discursos, sumado a la poca exigencia de los ciudadanos a la profesionalización de sus representantes nos lleva a campañas estridentes, superficiales y de poco compromiso. Un circulo vicioso que nos lleva de nuevo a pensar en el desinterés de la política y la falta de cultura democrática.
De influencer a gobernantes, ¿por qué se observa esta situación en el país?
De pronto vemos a los políticos tratando de rodearse de “influencers”, para atrapar la atención momentánea del elector, bailando sin ritmo, cantando sin entonación y contando chistes sin gracia. Más preocupados por likes que por el contenido de la propuesta, pensando que las elecciones se ganan en las redes sociales. Cosa que puede suceder o no, en el juego de diversas circunstancias.
Es fácil distinguir a los políticos preparados de los charlatanes. Un político que quiere transformar la realidad y la historia, se esfuerza por ser un factor de cambio, se mantiene firme en sus convicciones y congruente en sus decisiones. El charlatán se acomoda, se aprende un baile, o la estrofilla de una frase motivadora, se inventa un escándalo, reparte despensas o trata de comprar votos. Y esto no es exclusivo de un partido, se replica en todos, los hay en todos lados, es una deformación del sistema electoral que nos toca a nosotros cambiar.
El futuro de la política no se lo debemos dejar a los políticos. Debe estar en los ciudadanos, por eso es que debemos insistir, una y otra, y otra vez en trabajar con las infancias, con las juventudes y nosotros mismos en fortalecer la cultura política democrática; Interés participativo, tolerancia, legalidad, respeto, igualdad, justicia y paz. Ser conscientes que se puede construir democracia desde las cámaras y organismos empresariales, organizaciones de la sociedad civil, desde las universidades, las escuelas, los espacios públicos, las empresas y por supuesto desde los hogares.
Perfil
Jesús Rojas Rivera es columnista y analista en diversos medios de comunicación en México. Co-autor del libro “El Poder Legislativo en Sinaloa” y Presidente del Consejo Editorial de Politeia, la revista del pensamiento político; responsable de la columna Opinión en Línea Directa.
Jesús Rojas Rivera es politólogo por la Universidad de Guadalajara, especialidad en Ciencia Política por la Universidad de Salamanca España. Maestro en Administración Pública. Cursos en Comunicación Estratégica en Colombia, Diplomado en Comunicación Política por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García y en Innovación Gubernamental por el Tec de Monterrey campus CDMX. Consultor independiente asociado a diversas consultorías en México con más de 12 años de experiencia en asesoría en temas legislativos, de comunicación gubernamental y administración pública.