En pleno siglo XXI, la sociedad atestigua cómo el medio ambiente se ve cada vez más comprometido en materia de recursos y medio ambiente, llevando los costos más elevados en aspectos económicos, ambientales y sociales los países que se encuentran en la categoría de sub-desarrollados o en vías de desarrollo; pero, son estos mismos los que más podrían beneficiarse en caso de adoptar estrategias con una visión de largo aliento al 2050.
Una de ellas, de acuerdo con el parlamento Europeo, es la Economía Circular. Definida como un modelo económico de producción y consumo, que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido.
Al propiciar que el ciclo de vida de los productos se extienda hace que la economía circular contraste de forma significativa con el modelo actual donde “se usa y se tira, generando impactos sumamente negativos al medio ambiente y sociedad, desaprovechando los beneficios que se generan al entrar en un modelo de economía circular por parte de las empresas, instituciones, gobiernos y emprendedores”, consideró el Mtro. Ulysses Moreno López, coordinador de la Incubadora de Negocios de CETYS Universidad Campus Mexicali.
Recordó que parte de las acciones que son relevantes en términos de medio ambiente son las que se apoyan a partir de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y que, como mapa de ruta, priorizan en términos de inversión y recursos por parte de los fondos de Inversión internacionales los proyectos y emprendimientos que supongan un beneficio directo al medio ambiente y que se comprometan a no utilizar energías y combustibles provenientes de fuentes no renovables.
En términos del emprendedor y de emprendimientos, el esquema de Economía Circular debe abordarse como una oportunidad, desde el punto de vista de la generación de valor social y ambiental, comenzando por crear soluciones adecuadas a largo plazo en proyectos, empresas e instituciones para lograr un impacto real en las reducciones de las emisiones de gases de efecto invernadero.
“Esto es posible de lograr aplicando el modelo de Economía Circular que se encuentra dentro de los planes de las de las diversas naciones firmantes de la Agenda 2030 y que lo han ratificado a través de acciones vinculantes creando el objetivo de NetZero, que se refiere a cero emisiones de carbono y que con ello se beneficie el medio ambiente”, dijo el coordinador.
A su vez, las empresas y emprendimientos que aplican conocimientos especializados para avanzar en estas acciones, desde su diseño, elaboración, distribución, consumo, utilización, reutilización y reparación con el proceso de recogerse y reciclarse para volver a insertarse al ciclo productivo, encuentran así la manera de enfrentar los retos en materia ambiental, social y económica que implica una producción y consumo responsable, mitigando los efectos adversos al ecosistema y generando valor para las futuras generaciones, a quienes se busca garantizar recursos ambientales y sociales que permitan avanzar hacia el desarrollo sostenible.
Estas estrategias incluyen temas relacionados con sectores de las industrias de la electrónica, tecnologías de la información, textiles, construcción y plásticos; todos ellos sectores intensivos en la utilización de recursos, característica que los hace ser referentes respecto al cambio sistémico, principalmente cuando de romper con los modelos actuales donde se tienen prácticas que no ayudan al fortalecimiento de la visión de sostenibilidad como la obsolescencia programada, productos de un solo uso, generados a partir de fuentes contaminantes de energía y/o combustibles, se trata.
De acuerdo con la ONU, cambiar dichas prácticas puede representar un incremento en cuando menos 700 mil nuevos puestos de empleo sólo en la Unión Europea, cuando a nivel global el tema del reciclaje de plástico alcanza niveles de 522 mil millones de dólares que podrían duplicar su valor rumbo al 2040.
Migrar las industrias al esquema de Economía Circular y lograr que los nuevos emprendimientos se diseñen y se desarrollen bajo este modelo, puede incluso impactar en la reducción de hasta el 80% de plásticos en el océano, 55% de ellos plásticos vírgenes, ahorrando 70 mil millones de dólares en costos para los gobiernos, principalmente destinados a mitigar la emisión de un 25% de gases de efecto invernadero.
“Se tiene que migrar con urgencia, pero de forma ordenada a un nuevo modelo ambiental y económico que sustente el crecimiento global. Esto hace sumamente relevante la acción desde las universidades, centros de investigación y empresas, para generar una sinergia que ayude a contribuir a mejorar la innovación, la competitividad y el crecimiento y desarrollo económico sostenible con responsabilidad e impacto social”, concluyó el especialista.