El “Liderazgo Espiritual en las Organizaciones” es uno de esos términos del cual no todos nos atrevemos a hablar y mucho menos llevar en nuestra praxis cotidiana. La idea de un liderazgo espiritual en las organizaciones surge en la década de los 90’s. Debido a la connotación mística asociada a la palabra espiritual, no había sido del todo empleado en los modelos de liderazgo tradicionales.
De manera concreta puede definirse como el grado en que las organizaciones logran alentar y brindar un sentido de significado e interconexión entre sus colaboradores y con respecto a la estructura jerárquica.
En la actualidad este concepto tiene relevancia entre algunos líderes de exitosas corporaciones y, mientras podría resultar algo confuso para algunas personas, es importante aclarar que tiene que ver con la trascendencia de la persona, de su relación, el reconocimiento y la aceptación de los otros como un semejante.
Trascender siempre tendrá un alto sentido espiritual, la palabra en sí misma puede tentarnos a pensar, limitadamente, en la forma que nuestra existencia dejará huella en la vida; a identificar el fin último de nuestra propia persona.
Inspirar es otro vocablo que enaltece el sentido espiritual de la persona, del latín In – hacia adentro y spirare que viene de la palabra spiritus – espíritu. Inspirar a alguien sería la causa a través de la cual pretenderíamos establecer un contacto con otra persona para moverlo a la ejecución de una acción.
¿Cuántos líderes contamos con la habilidad para alentar y generar una interconexión con los colaboradores?, en otras palabras, ¿somos líderes que inspiran y trascienden en sus equipos de trabajo?
Sintiéndose protagonista de su historia, el líder va más allá del reconocimiento finito de su capacidad de liderar. En la búsqueda de perdurar en el tiempo y el espacio trasciende a la organización, incidiendo en su contexto de vida, en las personas con las que colabora, encontrando el legado que él y su propio equipo dejarán a la organización y al entorno social; es en este punto donde el líder se convierte en una fuente de inspiración.
El líder que inspira es un líder que trasciende. Además de los elementos de liderazgo tradicional, vale la pena destacar ciertas cualidades para facilitar algunas dinámicas organizativas que permitan crear mejores lugares para trabajar:
Desarrollo
El líder humilde es aquel que se mantiene en un proceso continuo de mejorar su condición de liderazgo, reconociendo que en su rol organizacional identifica todo aquello que va más allá de su propia experiencia. La humildad de un líder inspira a la lealtad y a fomentar la cohesión en sus equipos de trabajo.
Apoyo
El humanismo en un líder se muestra cuando es capaz de ir más allá de sí mismo, mostrando comprensión y sensibilidad hacia sus colaboradores, siendo al mismo tiempo asertivo. Un líder humano entiende que para motivar es necesario darle valor a la gente.
Servicio
En la búsqueda de la trascendencia, el líder debe comprender que su función adquiere un sentido especial en el servir a sus colaboradores. El líder que sirve sabe que la clave más importante es estar habitualmente dispuesto a que los demás cuenten efectivamente con él.
Colaboración
En el liderazgo la solidaridad es otra de las formas palpables de trascendencia, en la construcción de un sentido colaborativo en toda la organización, reconocer la interdependencia de las áreas y las funciones para alcanzar los objetivos, ayuda a anteponer el rol colaborativo que es en sí mismo un acto propio de la solidaridad.
Comunicación
Al interactuar cotidianamente con sus colaboradores, el líder va construyendo relaciones interpersonales cada vez más cercanas, siendo el diálogo y la convivencia lo que permiten establecer una interacción efectiva. Un líder que trasciende abre su espacio para escuchar la voz de su colaborador y facilitar la apelación de sus inconformidades. Un líder que inspira transmite a su colaborador sus decisiones y el estado que mantiene la relación entre ambos.
Dafne Navarro Miranda
Knowledge Management