La educación y el aprendizaje son el camino más seguro para el éxito, sentencia Gabriela Espinoza Valenzuela, directora de Proeduca Sinaloa, IAP.
Licenciada en políticas públicas, desde hace 10 años empezó a involucrarse en las asociaciones civiles, siendo Ciclos Urbanos la primera.
Luego trabajó en varias organizaciones de la firma Kuroda, donde, asegura, aprendió mucho de los métodos de enseñanza y del valor de la educación; así como en Culiacán Participa, en la que le tocó colaborar en la organización de comités vecinales en colonias vulnerables para que gestionen fondos y apoyos para sus comunidades.
Con esa trayectoria fue que la seleccionaron para dirigir Proeduca, una institución que tiene un gran impacto en la sociedad y en la comunidad escolar, indica.
“Debemos tratarnos con cuidado y con respeto, hombres y mujeres. Hay tantas narrativas de violencia hacia las mujeres que luego nosotras estamos a la defensiva, pero creo que necesitamos más amor y tratarnos con más respeto, ahí está la clave de todo”
– Gabriela Espinoza Valenzuela, directora de Proeduca Sinaloa, IAP
Desde tu trinchera, ¿cómo contribuyes al crecimiento profesional de las mujeres?
En las escuelas en las que trabajamos, que son 82 en este momento, tenemos un programa que se llama Activación de Consejos Escolares. El 95 por ciento de las personas que participan son mujeres; es decir, alrededor de mil 200 mujeres que están siendo el cambio dentro de la escuela, que es el centro de la comunidad escolar. Como Proeduca estamos llevando talleres y capacitaciones. Creo que lo que se está haciendo desde la institución es inspirar a otras y a otros para que sean parte del cambio.
¿Qué te deja la labor filantrópica a nivel personal?
Generar aprendizaje. Dicen que el que enseña aprende dos veces. Entonces, para poder enseñar, ir a las escuelas, hablar con las personas e inspirar a otros, debo estudiar mucho. Para poder decirles a las niñas y a los niños que sí pueden, primero tengo que poder yo.
El mayor regalo que me deja esta labor es aprender de los demás. Primero aprendo yo; después enseño, pero regreso a casa con más aprendizaje del que yo pensé que podía dar. Yo regreso con miles de historias a la casa, historias de inspiración.