La educación es considerada hoy en día, un pilar o una palanca para el desarrollo y el bienestar de las naciones. Esta tarea durante muchos años centralizada en los centros educativos, la familia, la Iglesia y el Estado; se ha ido compartiendo y multiplicando por muchos agentes de la sociedad y además, su horizonte de duración se ha ido extendiendo desde la primera infancia hasta prácticamente los últimos días de vida de las personas. Existe una conciencia cada vez mayor de la necesidad de aprender a lo largo de la vida para adaptarnos a las condiciones de nuestro mundo.
La responsabilidad sobre la educación básica de niños y jóvenes es una competencia colectiva que no corresponde solamente al Estado, sino que debe involucrar de manera clara y concreta a las familias, al sector solidario, a los centros educativos, a las organizaciones civiles y al sector empresarial. En otras palabras, debe ser una responsabilidad compartida por la comunidad.
La capacidad de influencia que tuvieron en su momento dos de los agentes educativos más importantes; familias y escuelas, se ha venido debilitando en forma paulatina y muy importante debido a los siguientes factores: desarrollo de medios de comunicación, de la técnica y la ciencia, del campo del entretenimiento; migración y urbanización creciente de la población rompiendo con los patrones de organización familiar y comunitaria tradicionales.
Desde hace apenas cincuenta años, nuestros países son fundamentalmente urbanos. Los lugares en donde socializamos, por donde circula el conocimiento, las verdades y los valores propios de nuestra época se han diversificado, la función educativa se ha dispersado infinitamente; hasta las calles educan hoy. Hablar hoy de ciudad es reconocerla como espacio para la socialización y la formación.
Según el educador español Miguel López Melero, la educación actual para ser coherente con el mundo presente, requiere formar en la cultura de la diversidad, la tolerancia y el respeto a las individualidades y a la riqueza única que puede aportar cada ser humano. Esta concepción como también señala la UNESCO, implica que los seres humanos Aprendamos a convivir con los demás, sin poner etiquetas de normales y más o menos válidos para aprender y para ser. Según Melero, todos somos capaces de aprender; el resultado de la educación de un niño o un joven viene determinado por los contextos en los que se desenvuelve (contexto personal, familiar, escolar y social). En la medida que estos ámbitos le aportan a la persona el clima socio-afectivo apropiado y las oportunidades de desarrollo necesarias, en ese momento el individuo aprende y junto con él toda la sociedad se transforma y se perfecciona.
Hoy, desde Sociedad Educadora y mediante este artículo, te invitamos a reflexionar sobre la importancia de ser conscientes en todo momento, que estamos educando con nuestro ejemplo y testimonio en nuestra ciudad.
Ante la crisis de la pandemia COVID19, que sigue vigente, es muy importante pensar en el otro: mi vecino, mi compañero de trabajo, el personal que labora en bancos, supermercados, comercios y servicios; así como ejercer de manera responsable tu libertad y seguridad; usa el cubrebocas, mantén la sana distancia y cuida siempre tener una higiene adecuada en tu casa, tu centro de trabajo o los lugares de esparcimiento en donde está permitido ejercitarse. Practiquemos la prevención y seamos
solidarios .