La prevención de adicciones es algo que nos tenemos que tomar muy en serio, es hora de darle la importancia que requiere porque el consumo de drogas es un problema de dimensiones globales, que va en aumento pese al trabajo de organizaciones internacionales y gobiernos locales que se esfuerzan por incrementar políticas públicas, prevención y acceso a tratamientos. Esto no ha sido suficiente y el consumo de drogas aumenta día a día.
¿Qué hacer para evitar que nuestros jóvenes principalmente se inicien en el consumo de sustancias que los dañan física y emocionalmente?
¿Qué hacer para retrasar el desarrollo de trastornos como la dependencia, en aquellos que han iniciado?
¿Cómo buscar el desarrollo sano de niños y jóvenes para que alcancen su potencial y se conviertan en ciudadanos que aporten a su comunidad y sociedad?
Primero, voltear a ver a la familia, es el mejor lugar para iniciar la prevención, ahí deben estar los buenos ejemplos, el desarrollo de habilidades, el control de emociones, el cultivo del autoestima, de los valores, el diálogo amoroso, la disciplina, el establecer reglas y más que el niño aprenderá en el hogar y lo fortalecerá para lo que viene.
Los papás presentes en la adolescencia deben estar alertas a los comportamientos riesgosos, conoce el temperamento de sus hijos, su predisposición genética (si la hay), estar alertas a la ansiedad, a la agresión, a la búsqueda de nuevas sensaciones, trabajar con ellos el autocontrol y su proyecto de vida.
Después de la familia, el mejor lugar para la prevención es la escuela, que apoya con la cultura, donde la información puede darse estructurada y fundamentada, sobre todo lo referente a las drogas y sus efectos, esta puede crear un ambiente que proteja contra el uso de sustancias.
La escuela constituye un agente primario de socialización y en esta confluyen algunos padres y profesores, por lo que supone un medio idóneo para la implementación de los programas preventivos y de promoción a la salud.
Cada escuela debe contar con su propio programa preventivo porque cada escuela tiene diferentes objetivos, necesidades y entorno , y por qué los consumos tempranos están asociados al fracaso académico y a la deserción escolar, pero seguir unas directrices que la ciencia de la prevención nos proporcionó.
Todo programa preventivo debe contar con una visión antropológica donde prevenir es posible porque el que previene es un ser humano libre, responsable y con un núcleo sano que se conserva a pesar de las circunstancias y con objetivos muy definidos como el de evitar el consumo temprano de sustancias psicoactivas.
El programa preventivo se inicia con un diagnóstico, con una detección de necesidades: ¿qué busco? ¿cómo es el entorno del que queremos prevenir? ¿Qué conductas queremos cambiar? Esto es muy importante porque en cada escuela tendrá las suyas.
Luego hacer un plan que cuente con información, actividades tiempos, recursos (humanos, financieros y técnicos) y beneficiarios.
Se implementa el programa, se pone en práctica con los usuarios para los que fue diseñado.
Se le da seguimiento a cada uno con sus actividades preventivas, y por último se evalúa, se reúne la información para ver si se han cumplido los objetivos y si la población participante hizo cambios en sus conductas, en sus vidas.
Quien realiza la adaptación de estos programas, como los preventólogos, tienen qué tener cuidado de no caer en la iatrogenia preventiva, que es la información que daña, que seduce, incita al consumo, despierta emociones malsanas y reduce la percepción de riesgo, es lo que menos quisiéramos que pasara este daño en nuestro esfuerzo.
Una vez que vez que ya tenemos el programa adecuado a la escuela, tenemos que estar muy conscientes que la escuela no puede sola implementarlo, necesita convocar a los padres de familia para apoyarse en ellos, salir a la comunidad para involucrarla si quiere que sus programas preventivos sean efectivos, necesita hacer alianzas y sumarse a programas nacionales e internacionales.
En Sociedad Educadora tenemos el programa “Momento de Decisión” que a lo largo de los años se ha venido adaptando a diferentes etapas, momentos y circunstancias y con el apoyo de la ciencia de la prevención, resurge con un mejor diagnóstico y una evaluación tanto cualitativa como cuantitativa, poder atender, capacitar, formar a nuestra población pequeña en este tema crucial que es su salud.
No podemos continuar con papás que no creen que su hijo consume, con maestros indiferentes, con autoridades escolares que ocultan las evidencias, ni con autoridades civiles para que quienes la prevención no existe.
La tarea es de todos, queremos niños y jóvenes sanos, libres, responsables, con sentido de vida, todos hay que dar la batalla a esta otra pandemia por el bien de nuestros niños y jóvenes sinaloenses.