Roberto Servitje no fue un empresario común. Fue un líder que caminó desde la base, un joven que, a los 17 años, comenzó como supervisor de ventas y se convirtió en el arquitecto silencioso del crecimiento de una de las marcas mexicanas más queridas y reconocidas a nivel mundial: Grupo Bimbo.
Nacido en la Ciudad de México en 1928, estudió Humanidades en Montreal y se graduó como contador por la Escuela Bancaria y Comercial. En 1969, se preparó en la Universidad de Harvard con el prestigioso programa de Desarrollo de Gestión, una formación que no solo reforzó su visión estratégica, sino que también cimentó las bases del modelo empresarial que replicaría con éxito por décadas.
De vendedor a pilar corporativo
Servitje fundó Bimbo Occidente en 1954, impulsando la expansión hacia Guadalajara, León y San Luis Potosí. Para 1956 ya lideraba la construcción de nuevas plantas que marcarían un antes y un después en la industria panificadora nacional. Su ascenso fue natural: Subdirector General en 1970, Director General en 1979, Presidente Ejecutivo en 1990 y, finalmente, Presidente del Consejo de Administración en 1994.
Durante 68 años de trayectoria, fue testigo y artífice de la expansión global de Grupo Bimbo. Su liderazgo vio nacer más de 24 empresas operadoras y el crecimiento sostenido de una marca que hoy tiene presencia en más de 30 países.
Pero su legado va más allá de los números. Roberto fue un firme defensor de la ética empresarial, el compromiso social y la responsabilidad con los trabajadores. Para él, una empresa debía ser también una plataforma de desarrollo humano.
El último adiós en un momento simbólico
Su fallecimiento coincidió con una nueva etapa de transformación para la empresa que ayudó a construir. Horas antes de la noticia, Grupo Bimbo anunció una inversión histórica de 2 mil millones de dólares en México, destinada a la modernización de más de 30 plantas en siete estados del país.
El director general, José Manuel González Guzmán, destacó que esta inversión fortalecerá la capacidad productiva, tecnológica y sustentable de la compañía, impulsando productos accesibles y nutritivos para millones de familias. Una visión que Roberto habría celebrado, porque responde al mismo principio que siempre defendió: crecer con propósito.
Un legado que perdura
La figura de Roberto Servitje representa lo mejor del empresariado mexicano: trabajo desde abajo, visión global, valores sólidos y compromiso con el país. En cada pan que cruza fronteras, en cada trabajador que encuentra dignidad en su empleo, en cada inversión que fortalece la economía nacional, hay un pedazo de su historia.
Hoy, el Osito Bimbo está triste, pero también agradecido. Porque el hombre que lo acompañó desde el primer día no solo le dio forma a una empresa, sino a una cultura de trabajo, respeto y superación.
Roberto Servitje Sendra deja un legado imborrable en Grupo Bimbo y en la historia empresarial de México. Su vida es un recordatorio de que la verdadera grandeza se construye con humildad, visión y amor por lo que se hace.