Detrás de cada gran cocina hay una historia que se cuece a fuego lento, y la de Karla Ivonne Vallejo Real es una de esas que merecen ser contadas. Chef y propietaria de Tocho Morocho en Hermosillo, es una mujer apasionada, creativa y fiel a la idea de que ofrecer una experiencia culinaria memorable va mucho más allá del sabor: es un arte que involucra alma, dedicación y autenticidad.
Su restaurante, que suma ya ocho años de historia entre dos etapas (2007-2012 y a partir de 2022), es un espacio donde trabaja un equipo de diez personas que comparten su amor por la gastronomía. Desde los ingredientes frescos hasta los detalles de la decoración, todo en Tocho Morocho refleja el sello de su creadora.
Antes de enamorarse de la cocina, Karla Vallejo ya exploraba el arte en sus distintas formas: pintura, danza, música y fotografía. Sin embargo, fue entre ollas y sartenes donde encontró la mejor vía para transmitir emociones y conectar con las personas. Cada platillo lleva su esencia, como un lienzo que plasma su forma de ver la vida.
“El chamorro fue el platillo que cambió mi vida”, recuerda. Lo probó por primera vez en 1997 y se convirtió en su emblema, en una obsesión por perfeccionar no solo el sabor, sino toda la experiencia que rodea un platillo.
Ubicado en una casa adaptada como restaurante, Tocho Morocho ofrece un ambiente acogedor diseñado para contar historias. Su menú, en constante evolución, mezcla cocina casual y de autor, como pizzas de masa madre y menús degustación de cinco tiempos, adaptándose a las estaciones y a los gustos de sus comensales.
“Lo que nos hace únicos es que todo tiene alma. Hacemos las cosas diferente, arriesgamos, innovamos y cuidamos cada detalle”, expresa la chef.
Esa autenticidad se refleja en los sabores, en el servicio, en la música y hasta en la energía del lugar.
Pero el camino no ha sido fácil. Como toda emprendedora, Karla Vallejo ha enfrentado grandes desafíos: desde transformar un espacio residencial en un restaurante funcional, hasta lidiar con la rotación de personal y mantenerse fiel a su visión en un mercado cambiante. Su compromiso ha sido claro: trascender modas pasajeras y ofrecer experiencias genuinas.
“Antes que chef, soy comensal. Entiendo lo que uno busca cuando sale a cenar, y por eso trabajamos todos los días para crear momentos especiales que valgan la pena”, comparte.
La sustentabilidad también es parte de su propuesta. Tocho Morocho cuenta con un invernadero propio de hierbas frescas, prioriza ingredientes locales, minimiza el desperdicio de materia prima y reduce el uso de plásticos. Además, ofrece opciones para diferentes estilos de vida: veganas, keto, sin gluten y vegetarianas.
Consciente de que la industria evoluciona rápidamente, Karla reconoce que hoy la experiencia de un restaurante “ya no empieza en la puerta, sino en el celular”, por lo que ha fortalecido también su presencia digital.
Su pasión la ha llevado a nuevos proyectos. De la mano de su hijo Gilberto, lanzó HUMA by Tocho Morocho, ubicado en Cielo Madero, una propuesta casual de tortas de chamorro, pizzas y sabores artesanales, con miras a expandirse. Y más recientemente, inició Garden Brunch, una extensión matutina de la experiencia Tocho, que ofrece menús a la carta o degustación, y bebidas icónicas del brunch reinventadas con su estilo.
Amaneciendo al ritmo de música o podcasts, con tacos al pastor como su gusto diario y hierbas frescas y cítricos como aliados imprescindibles en la cocina, Karla Ivonne Vallejo Real demuestra que crear momentos a través de los sabores es su verdadera vocación. Cada platillo en Tocho Morocho es una historia viva, un fragmento de alma servido en el plato.
Años de historia: 8 años en total (2007-2012 y desde 2022).
Conceptos nuevos: HUMA by Tocho Morocho y Garden Brunch.
Sustentabilidad: Invernadero propio, ingredientes locales, reducción de plásticos.
Ofertas culinarias: Opciones veganas, keto, vegetarianas y sin gluten.
Platillo emblema: Chamorro