La representación magistral de la cotidianidad por el maestro Antonio López Saenz, nos permite observar el mundo a través de los ojos de un artista, momentos de la vida transformados por lo poético, convirtiéndoles en escenas inmortales que deleitan la vista. Es precisamente la contemplación quien rompe con la rutina y el factor cotidiano de los elementos percibidos.
Actualmente el Museo de Arte de Sinaloa exhibe una exposición homenaje de este gran pintor sinaloense, la cual lleva por título López Saenz / Verdades Descubiertas. Está en la sala más importante del museo, la de la Colección ISIC-MASIN, y puede ser visitada de marzo a junio del presente año.
Toda obra es libre de ser interpretada por una infinidad de visiones y perspectivas. Muchas de ellas se inspiran en relatos vividos por el propio artista, pero aun sin conocer su contexto, podemos acercarnos a la emoción o visión de su creador a partir de nuestras propias experiencias. Es curioso cómo sin importar la clase, etnia o idioma, existe este factor relacional en el que convergen las realidades de toda persona, la cotidianidad humana, las emociones naturales ante circunstancias similares, el enamoramiento, la emoción por una nueva aventura, la tristeza ante la traición, son tan solo pocos ejemplos de ello.
Antonio López Saenz es uno de los mejores representantes de esta transformación, de lo cotidiano a lo trascendental. Artista sinaloense nacido en Mazatlán en 1936, su mayor fuente de inspiración ha sido su tierra natal, plasmada en lienzos y esculturas. Sus creaciones contienen profundos sentimientos de nostalgia, memoria y añoranza, emociones rodeadas por el brillo, vitalidad y color, muy propio del espíritu mexicano, un lugar lleno de vida como solo el puerto de Mazatlán puede deslumbrar.