A través del tiempo la humanidad ha padecido y enfrentado grandes tragedias de todo tipo, y la historia cuenta que de ellas poco o casi nada hemos aprendido. Por lo que nos preguntamos, la actual crisis del COVID-19 que recién inicia a recrudecerse en nuestro país, ¿tampoco nos enseñará nada?, ¿no podremos sacar algo positivo
de este problema?
Por lo pronto, nos enseña que el mundo está totalmente globalizado, que lo que suceda en un extremo repercute muy rápido en el otro. Esto así será en el futuro, tenemos que aceptarlo y actuar en consecuencia.
Debemos revalorar lo que es verdaderamente importante para todos, para nuestra salud, para nuestras familias, nuestros amigos, nuestros trabajos, nuestro medio y entorno. Darnos cuenta que nuestros criterios deben cambiar.
Sabemos que todos los problemas que suceden también nos brindan oportunidades que hay que detectar y aprovechar. Como un ejemplo, el tener que estar recluidos en nuestras casas todo el tiempo o la mayor parte de él, nos resultó difícil al principio, pues hacía mucho que no lo hacíamos; pero a medida que pasa el tiempo disfrutamos mucho, descubrimos aspectos y facetas de nuestra pareja e hijos en las que no habíamos reparado.
También pensamos en nuestros amigos, colaboradores y personas que vivirán situaciones económicas difíciles a medida que se prolongue el problema. Nos sale la solidaridad, y todo esto es real y lo estamos viviendo hoy.
Todo lo anterior nos debe hacer replantear muchos aspectos nuestros, revisar qué tan seguros estamos nosotros, nuestras familias y empresas, tenemos algún plan de protección futura o no lo tenemos. Hay que aceptar nuestra responsabilidad de contar con un plan económico y de protección bien hecho y adecuado a nuestras necesidades y visión de futuro.
Nos negamos a aceptar el dicho de que los mexicanos no tenemos cultura del ahorro y la previsión, que no sabemos hacerlo. No es así, no es falta de cultura porque estamos conscientes de las consecuencias de no hacerlo, o las hemos visto en nuestro entorno. No es falta de cultura, es falta de decisión, de proponérnoslo, de disciplina, de orden.
Ciertamente, en el pasado todos nos hemos dado gustos que no eran prioridad y no pasaba nada. Comprábamos carros nuevos, viajábamos. Teniendo otras cosas más necesarias en ese tiempo, y no pasó nada, lo pudimos hacer. Ahora, ¿es conveniente hacerlo sin planeación o analizar prioridades?
Claro que es legítimo aspirar a tener mejores medios de vida y a disfrutar de bienes, pero no sin valorar bien los pros y contras, priorizando muy bien nuestra tranquilidad económica y la de nuestra familia.
Reflexionemos en que lo más importante es ir consolidando un buen patrimonio económico que nos dará tranquilidad, protección y disfrutar nuestra vida futura.
Existen muchas estrategias que nos apoyarán para lograrlo.