Con dos elementos claves, pasión y dirección, es con lo que Gildardo Gastélum Gallardo ha logrado 36 años de renombre de Tecnika. Participando de lado a lado en este crecimiento se encuentran sus hijas, Libia y Kenya, quienes definen a su padre como una persona emprendedora que nunca dice no al esfuerzo en el trabajo.
¿Qué persona de su familia ha sido la que más le ha enseñado de la vida?
Gildardo: Mi padre porque fue el que tomó en sus manos la educación de la familia, mi madre estaba muy ocupada trabajando. Nos enseño a portarnos con integridad y siempre buscar la superación.
¿Cómo aprendió a establecer prioridades, en específico a equilibrar familia-trabajo?
Sobre la marcha se aprende, con golpes, no recibí escuela. Ya que la empresa la funde al mismo tiempo que estudiaba ingeniería mecánica, pero todo fue a prueba y error. Lo bueno que fueron pocos errores.
¿Cómo ha sido compartir su viaje del emprendimiento con sus hijos?
En muchos aspectos retador, ya que no existe una escuela para padres. Aprendemos con los diferentes estilos, conductas y caracteres que cada hijo tiene por sí mismo. Pero lo importante es que el resultado es muy bueno.
¿Cómo se organizó para que su familia fuera empresaria y su empresa familiar?
Las cosas se fueron dando, siempre he sido proclive a que viendo se aprende. Siempre traté de involucrarlas, desde barrer hasta hacer lo más importante. Todo se debía hacer desde el inicio en todos los departamentos.
¿Qué legado familiar le deja a las futuras generaciones?
El esfuerzo es rentable, si te aplicas por el camino correcto lo logras. Obvio con dirección.
Las mujeres que ven a su padre con admiración
Kenya y Libia pasaron por todos los departamentos de Tecnika, desde barrer hasta los más altos niveles.
¿Cuál es el consejo que más valora de su padre?
Kenya: La razón por la que Tecnika ya tiene 36 años es porque mi papa es un ingeniero mecánico que no le tiene miedo a nada y se capacita todos los días, la tecnología está avanzando muy rápido y mi papá es un señor muy dedicado en su trabajo y sabe que tiene que avanzar en conocimientos y lo hace. Lo mas importante que me enseñó es a ser una persona disciplinada, proponerme metas, todos los días hacer algo para lograrlas y con eso en mente no hay imposibles.
Cuando estaba escogiendo la profesión que quería estudiar, ¿qué le aconsejaba su padre?
Libia: Buscar una carrera que me apasionara, ya que la decisión que tomara en ese momento determinaría lo que iba hacer por el resto de mi vida. Y qué mejor que dedicarme a lo que más me gusta. Me alentó a seguir mis sueños.
¿Cómo fue trabajar en el patrimonio familiar?
Kenya: Tuve el mejor de los maestros, a mi papá le digo mi sensei, me llevaba desde chiquita a verlo cerrar negociaciones, estuvo conmigo cuando me tocó cometer errores, pero definitivamente, pasar por casi todo los departamentos de una empresa y tenerlo a él como mi guía fue la universidad de negocios más eficaz que pude haber tenido, por eso y muchas cosas mas lo admiro y le agradezco.
¿Fue difícil ingresar a trabajar bajo la dirección de su padre?
Libia: Cuando era adolescente trabajé con mi papá y sí fue difícil. Recuerdo que me llamó a su oficina y sus palabras fueron: prefiero tener una hija que una empleada y prácticamente me despidió. Hace dos años comencé a trabajar de nuevo en Tecnika y no ha sido difícil, he separado los roles de jefe y padre. Nos llevamos muy bien, incluso mejor que antes, se que tengo mucho que aprender de el y si hacemos una analogía en términos profesionales, sigo siendo una pequeña niña que lo ve con ojos de admiración.