La historia empresarial de Mario Ramos Tarriba, exdirector de las joyerías Mario Ramos, tiene las bases en dos hombres que lucharon todos los días por sacar adelante a su familia: Procopio, su abuelo, y Mario, su padre.
“Lo que pretendían era obtener un ingreso para tener una vida digna para ellos y su familia. Eso para nosotros ha sido la base, el fundamento y la razón de ser. Que nunca se nos olvide de dónde venimos ni las razones por las que empezamos a trabajar con nuestros fundadores”, expresa Ramos Tarriba.
A finales de 1974, él volvió a Culiacán con la intención de vacacionar, luego de haber culminado la licenciatura en ciencias políticas en la Universidad Nacional Autónoma de México. Sin embargo, en enero del siguiente año, su padre le indicó que debía quedarse a ayudar en el negocio familiar.
“Desde 1975 estoy de ‘vacaciones’ en Culiacán, porque ya no me pude regresar a la Ciudad de México. Me dijo mi papá: ‘Te vas a quedar aquí conmigo porque me tienes que ayudar’. En aquella época uno hacía lo que los padres decían”, cuenta.
De la frustración al enfoque
Mario Ramos confiesa haber trabajado con frustración en las joyerías los primeros años, pues deseaba ejercer su profesión. Pero un buen día, afirma, reflexionó sobre lo que tenía en la empresa y quería soltar, y decidió permanecer ahí.
“Me empecé a entusiasmar en el negocio, le eché más ganas y empezamos a crecer. Había una tienda; pusimos una segunda. Se vino Miguel mi hermano a trabajar con nosotros y luego abrimos una tercera tienda”, recuerda el empresario.
Ya con los tres puntos de venta, su padre le dio la oportunidad de independizarse con una de las tiendas.
Tras probar suerte con la apertura de otros negocios, en 1996 Mario tomó la decisión de enfocarse sólo en las joyerías. Para ello fue crucial la lectura de dos libros que causaron gran impacto en el empresario: Los siete hábitos de la gente altamente efectiva y Focus.
“Hay que tener un fin en la mente, hay que trabajar en el ganar-ganar, hay que priorizar.”
Durante el camino recorrido en los negocios, Mario Ramos Tarriba se ha conducido con la laboriosidad, la honestidad y la responsabilidad que heredó de su padre.
“Otra cosa que nos metió en el tuétano es que debíamos tener agradecimiento con Dios y con la vida por los dones y los talentos que nos habían dado. Y los dones y los talentos eran la salud, la inteligencia, la preparación, el trabajo y la familia”, expone.
Actualmente, el empresario sigue en una etapa de transición y retiro de la administración de las joyerías, adquiriendo un rol más bien de consejero y asesor.
Édgar Hernández
- Mario Ramos Tarriba participó en el desayuno-conferencia del programa Fomentando la Cultura Empresarial, organizado por la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Culiacán.