Diez años de labor filantrópica le han enseñado a Gabriela Pérez Jiménez que las personas necesitan espacios de contención a su dolor, espacios donde se les diga que sí pueden salir adelante.
La presidenta de Comunidad de Sinaí, IAP, menciona que los espacios de filantropía deben aprender a desdoblar la información que poseen sobre cómo ayudar a los demás para conformar estructuras que contengan el dolor.
“A veces necesitamos la terapia; necesitamos ser escuchados, porque si nadie escucha mi versión, estoy creyendo que soy la única persona que lo vive, que lo sufre. Y la gente no puede con el sufrimiento que causa el dolor. Es lo que más me ha enseñado esta labor filantrópica”, menciona.
Pérez Jiménez se inició en la asistencia privada en FloreSer, IAP, en Mazatlán, donde reciben a mujeres adolescentes que sufren violencia en sus casas; y hace tres años se le presentó la oportunidad de formar parte de Comunidad de Sinaí, en Culiacán, como presidenta.
“El poder tiene una paradoja: entre más poder se busca, te haces esclavo de él, te limita a crecer y a desarrollar a otros”
–Gabriela Pérez, Presidenta de Comunidad Sinaí IAP
Gabriela estudió ciencias de la familia en la Universidad Católica; cuenta con un posgrado en familia, matrimonio y educación en la Universidad de Cataluña; y terminó hace poco una maestría en desarrollo organizacional en la Universidad de Monterrey.
Para ella, una buena manera de reclamar derechos y espacios para las mujeres en todos los ámbitos es convocando y sumando también a los hombres, ya que “dentro de una misma realidad hay muchas verdades”.
“Debemos buscar entender no al género, sino a la persona, el desarrollo y el bienestar de la persona; formar personas que se respeten, vivan y se desarrollen”, expresa.
En cuanto al empoderamiento, asegura que es necesario heredar el conocimiento, los pensamientos y los ideales para que otros los sigan y se empoderen, ya que, afirma, el poder tiene un paradoja: “entre más poder se busca, te haces esclavo de él, te limita a crecer y desarrollar a otros”.
“Pero en cuanto más empodero, desarrollo, delego, confío, otros se van empoderando y eso me empodera a mí también”, agrega.