La Industria de la Construcción ha sido sin duda uno de los sectores productivos que más ha resentido los efectos colaterales de la contingencia sanitaria. El sector ha cargado con la incertidumbre en relación a la suspensión de obras por disposición oficial, un alto a la producción de insumos, así como el encarecimiento de materiales justificado o por la especulación, la merma en el rendimiento de los obreros y oficiales por causa de contagio o sospecha de contagio directo o de allegados, explica el arquitecto Carlos Inzunza Valenzuela. No obstante lo anterior, el también presidente del Colegio de Arquitectos de Sinaloa AC indica que se observan indicios para pensar en un panorama más alentador.
“Esperamos un segundo semestre del 2021 más favorable y un 2022 donde se pueda relanzar a esta valiosa industria, la cual aporta el 7% del PIB en el país”
Carlos Inzunza Valenzuela
Presidente del Colegio de Arquitectos de Sinaloa AC.
Recuperación en la nueva normalidad
Inzuza Valenzuela señala que “los profesionales de la construcción hemos sabido adaptarnos a esta nueva normalidad. Navegar con la incertidumbre es parte de ese “ser resiliente”. La eficiencia es el gran reto sin duda. Ser competitivo en este escenario significa ser lo más eficiente posible; los márgenes de error, desperdicio y tolerancia a los que hemos estado acostumbrados como algo natural en nuestra actividad no son aceptables en este nueva normalidad”. El presidente del CASAC refirió que ha habido actividades que se han revalorizado al interior del sector de la construcción: “La adaptación a este nuevo escenario ha generado que actividades y servicios considerados “de prospección” como los costeos paramétricos y los ejercicios conceptuales adquieran un valor más allá de su costo y se revalorizen al alza.
Por otra parte, “las contrataciones de constructores para la ejecución de las obras por parte de particulares y de la iniciativa privada ha experimentado un fenómeno de desintegración del modelo de negocio“material-mano de obra” en el cual el contratante pretende evadir los costos indirectos por las compras argumentando su participación en las mismas”. Aunado a lo anterior, resalta que la inversión en obra pública se ha fortalecido. “En materia de obra pública el año pasado el Gobierno del Estado le inyectó algo de dinamismo a la economía haciendo pagos de pasivos y adeudos como una medida contracíclica (comprobado: los pagos a tiempo y en forma, algo que debería ser normal, son un excelente incentivo para dinamizar la economía). Las inversiones en grandes proyectos de giro comercial por parte de la iniciativa privada y particulares atravesaron una turbulencia pero no se detuvieron ni se cancelaron. En el fondo Sinaloa sigue siendo atractivo para la inversión y se tiene confianza en que esto pasará”.