El Golfo de California presenta severos daños debido al calentamiento global, la sobrepesca y la contaminación, ya que por lo menos el 80 por ciento de esta región oceánica tiene arrecifes muriendo y zonas con climas calientes en aguas profundas, por lo que el llamado a la comunidad científica es a trabajar por evitar un desastre mayor.
Al participar en el Summit 2023 Prosperidad: Propósito Posible, Octavio Aburto Oropeza, profesor del Instituto de Oceanografía Scripps de la Universidad de California, aseguró que la ciencia puede y debe transformar la realidad que ahora se observa en esta región del país.
“La ciencia que hacemos no está mirando en transformar lo que estamos viendo, la ciencia se la pasa describiendo los problemas o creando tecnología para saber con mayor precisión cuándo nos vamos a acabar el último manglar, pero por qué no hacemos ciencia para que no se acabe ese manglar”
Aburto Oropeza ha podido trabajar durante 21 años en el Golfo de California, encontrando problemas amplios y nuevos esquemas de reparación de ecosistemas.
“Esta región ha estado experimentando algo que ya está aquí, no es el futuro. Y es que durante tres décadas se ha estado incrementando la temperatura”
Para poder dimensionarlo, Aburto Oropeza mostró imágenes de arrecifes blanqueados por el desgaste y contaminación, en los que se ve basura marina como redes sobre los arrecifes y al mismo tiempo se puede observar la ausencia de peces.
“La mayoría de nuestras áreas protegidas créanme que no están protegidas… Se hace de todo, menos protegerlas”
Existen zonas calientes en el Golfo de California, con islotes donde el agua superficial supera los 30 grados, mientras que en la profundidad, que en la lógica científica debería existir una temperatura menor, también tiene esos mismos niveles de calor.
No todo está perdido
Esta investigación también permitió conocer que existen 24 reservas marinas en las que se debe trabajar de manera urgente.
Un ejemplo de conservación y recuperación es Cabo Pulmo, 63 kilómetros al noreste de San José del Cabo, donde se puede ver una alta concentración de peces y especies que se consideraban extintas en esa región hace 10 años.
El esfuerzo es tal que el impacto ha sido positivo para el mar y los habitantes alrededor de este lugar, pero no habría sucedido sin una buena comunicación y coordinación entre la academia, grupos empresariales y políticos con visión común.