Las lluvias en el sur de Baja California dificultan cada vez más la entrada de maquinaria agrícola pesada a los campos. En cultivos como maíz, algodón o elote, los tractores y dispersoras no siempre pueden operar debido a la humedad del terreno, lo que retrasa o impide aplicaciones para el cuidado de los cultivos; además, genera pérdidas económicas para los productores y complica la planificación de las labores agrícolas.
Ricardo Luño Solvera, ingeniero industrial
Frente a esta problemática, una solución que ha comenzado a implementarse en la región es el uso de drones agrícolas, específicamente modelos de la marca DJI. Estos dispositivos permiten realizar aplicaciones aéreas de productos fitosanitarios de forma autónoma, sin necesidad de ingresar al terreno con maquinaria tradicional.
Ricardo Luño Solvera, ingeniero industrial y gerente de agricultura de precisión en un grupo comercial agrícola, explica que esta tecnología no busca sustituir a los tractores o equipos convencionales, sino complementar su uso en momentos y lugares donde estos no pueden operar con eficiencia. El objetivo es mantener la continuidad de las aplicaciones agrícolas, incluso en condiciones adversas, reduciendo tiempos muertos y optimizando recursos.
Tecnología de precisión
El dron DJI agrícola funciona a través de un control remoto con pantalla táctil de 7 pulgadas y capacidad de procesamiento de 8 núcleos. El sistema permite mapear el campo antes del vuelo, para que la operación sea precisa y automática. Utiliza dos boquillas centrífugas para realizar aplicaciones con una dosis promedio de 20 litros por hectárea. Esto permite cubrir grandes superficies en menos tiempo y con menor intervención humana.
Cada batería proporciona entre 10 y 12 minutos de vuelo; el equipo incluye tres baterías intercambiables y un generador que recarga cada una en aproximadamente el mismo tiempo. De esta manera, siempre hay una batería disponible para continuar con la operación. Además, el control informa al usuario sobre la carga restante, el nivel de producto disponible y la ubicación exacta donde se debe retomar la aplicación tras una pausa para recarga o reabastecimiento.
Este tipo de tecnología se inscribe dentro del concepto de agricultura 4.0, que promueve la digitalización de los procesos agrícolas, el ahorro de insumos y la precisión en la aplicación de productos. Ricardo Luño subraya que la adopción de estas herramientas no responde solo a una tendencia tecnológica, es una necesidad económica y operativa en el contexto actual del sector agrícola.
Aunque algunos productores tienen dudas sobre el manejo de estos equipos, el interés ha ido creciendo. Existen percepciones heredadas de los drones recreativos que requerían habilidades técnicas avanzadas, pero los modelos actuales cuentan con sensores y sistemas que simplifican su uso.
Como parte del proceso de adopción, la empresa ofrece una capacitación de dos días para pilotos. Al concluir, se entrega una certificación válida ante las autoridades competentes, lo cual facilita la regularización de los vuelos ante instancias como la Dirección General de Aeronáutica Civil.
Ricardo Luño enfatiza que, así como hace décadas la adopción de computadoras fue clave para no quedar rezagado, hoy la tecnificación del campo es un paso necesario para mantener la competitividad. Ahora que los cultivos no siempre alcanzan los precios esperados y los márgenes de ganancia son cada vez más reducidos, la precisión en las aplicaciones y el ahorro de mano de obra cobran mayor importancia.