La región del Bajío se mantiene como una de las zonas más competitivas de México gracias a sus fortalezas en infraestructura, capacidad de innovación y desempeño económico, según el Índice de Competitividad Estatal (ICE) 2025 del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). Guanajuato, Aguascalientes, Querétaro y San Luis Potosí destacan entre las 10 primeras posiciones a nivel nacional en varios subíndices clave.
Infraestructura
Querétaro y Aguascalientes se ubican en el top 5 nacional en materia de infraestructura, gracias a una alta cobertura de servicios básicos, red carretera en buen estado, amplia conectividad aérea y baja saturación vehicular.
Este desempeño permite a la región facilitar el movimiento eficiente de personas y mercancías, impulsando actividades como la manufactura avanzada y la logística.
Innovación y tecnología
En el componente de innovación, Aguascalientes, Querétaro y San Luis Potosí sobresalen por su alta inversión en actividades científicas y tecnológicas, así como por el número de patentes registradas y personas con posgrado.
Querétaro, en particular, ocupa el segundo lugar nacional en este rubro, reflejo del ecosistema industrial y académico que ha consolidado en los últimos años.
Economía sólida
En términos de economía, la región del Bajío muestra un desempeño notable, con altas tasas de crecimiento del PIB, dinamismo en sectores como la manufactura y los servicios, y bajos niveles de pobreza laboral.
Aguascalientes ocupa el tercer lugar nacional en este rubro, mientras que Querétaro y Guanajuato figuran entre los primeros diez. Esta solidez ha convertido al Bajío en una zona atractiva para la inversión nacional y extranjera.
Competitividad integral
El ICE 2025 destaca que estos estados del Bajío no sólo lideran en indicadores individuales, sino que también muestran consistencias estructurales en competitividad, es decir, mantienen posiciones altas en diversos subíndices de manera sostenida. Este equilibrio favorece un entorno más predecible y propicio para los negocios y el desarrollo social.
El desempeño del Bajío también evidencia una coordinación regional exitosa, con políticas públicas alineadas en torno a infraestructura, educación técnica, vinculación con el sector productivo y atracción de inversiones.
Este modelo puede ser replicado por otras regiones que busquen mejorar su competitividad sin depender exclusivamente de su tamaño poblacional o ubicación geográfica.