En la sierra de San Pedro Mártir, en Baja California, hay un ave que puede llegar a medir hasta 1.40 metros de punta a punta, un animal carroñero llamado cóndor californiano que cumple una función elemental en la región del Mar de Cortés.
Esta ave se extinguió en 1939, pero en la década de 1990 fue reintroducida de manera natural. Un par de científicos mexicanos están encargados de su conservación desde hace 21 años, Juan Vargas Velazco y Catalina Porras Peña, jefe de campo y directora del Programa de Reintroducción del Cóndor Californiano en la Sierra de San Pedro Mártir, respectivamente.
“Cada organismo, flora, fauna, tiene una función en el ecosistema, para regular y equilibrar. Y si se extermina alguna especie, entonces comienza el desequilibrio”, explicó Porras Peña en el conversatorio “El caso del cóndor californiano en la sierra de San Pedro Mártir”, realizado en el Summit 2023 Prosperidad: Propósito Posible.
Vargas y Porras han encabezado este proyecto ambicioso, cuyo reto es mayúsculo.
Cuidar, conservar y defender esta ave ha implicado vivir en condiciones difíciles, con temperaturas bajo cero, temporadas de nieve con capas de tres metros de espesor, no tener agua y estar sin comunicación con sus familias durante meses.
Esta ave cumple una tarea esencial, pues al alimentarse de animales muertos evita la propagación de bacterias que afectan la biodiversidad. En la sierra de San Pedro Mártir existen glaciares que nutren de agua al Valle de San Quintín, uno de los centros agrícolas más importantes en México.
Cambios en los ecosistemas
De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), la pérdida de cualquier especie puede generar cambios negativos en los ecosistemas y crear un desequilibrio que perturbe el ambiente y genere sistemas insalubres, que a su vez produzcan una alteración en otros seres vivos, ocasionando enfermedades nuevas o la ampliación de sus fronteras.
El esfuerzo de conservar el cóndor californiano fue patrocinado durante 15 años por el Zoológico de San Diego, California, dejando recompensas como el que se lleve un registro detallado de cada ave.
“Cada cóndor tiene una personalidad, conocemos que son monógamos, se quedan viudos y es una novela para cada pareja, es bastante divertido, la vida de estos animales es impresionante”
Catalina Porras Peña
Sin embargo, este programa se quedó sin fondos hace cinco años, pues el gobierno mexicano debía otorgar cartas de apoyo, pero eso no sucedió, y a partir de esa fecha se terminó el sostenimiento que también ayuda a la sustentabilidad del valle de Baja California.
El trabajo de Juan Vargas Velazco y Catalina Porras Peña ha sido elemental, pues actualmente hay alrededor de 48 cóndores californianos volando en libertad en la región Mar de Cortés y eso, aunque suene sencillo, ha sido un reto complicado, pues estos animales, que viven de 60 a 70 años, tardan dos años en poner un huevo.
Su trabajo es también un ejemplo de pasión y sacrificio, en favor de nuestro ecosistema.