Entre 2018 y 2023 el porcentaje de pequeñas y medianas empresas (pymes) en México que ha realizado ventas en línea pasó de 18.7 por ciento a 28.8 por ciento, un salto de 10 puntos porcentuales.
Según los resultados de los Censos Económicos 2024, presentados el 23 de enero por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística, se trató del mayor salto en términos absolutos bajo el criterio del tamaño de las unidades económicas, superando el de las grandes empresas, que pasó de 24% a 32.9 por ciento.
En tanto, el porcentaje de microempresas que venden por Internet se duplicó de 2.1 a 4.4 por ciento, sin embargo, su cobertura todavía es todavía muy pequeña.
Susana Pérez Cadena, directora general de Estadísticas Económicas del INEGI, señaló a medios de comunicación durante la presentación de los resultados que este avance en la penetración de las ventas en línea ocurrió en medio de la pandemia de Covid-19, en la que las medidas de distanciamiento social favorecieron un mayor uso del canal digital para la comercialización de bienes y servicios.
“Dado que las micro unidades económicas representan 95.5 por ciento del total de unidades del país y la gran mayoría de estos negocios granulares todavía no comercia en línea, solo 5.5 por ciento del total de empresas en el país tuvieron transacciones de este tipo en el 2023. Se trató de 2.5 puntos porcentuales más respecto del 3 por ciento del 2018”
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO), en 2023 las ventas en línea crecieron 24.6 por ciento a 658,300 millones de pesos, con lo que México se ubicó como el país de mayor crecimiento entre economías en desarrollo y avanzadas, por encima de Filipinas (+24.1 por ciento), Malasia (+18 por ciento) o Argentina (+17 por ciento).
Según la misma fuente, la tasa de crecimiento media anual del comercio electrónico en México durante el lustro 2018-2023 fue de 37.5 por ciento. Los Censos Económicos 2024 también reflejaron una mayor digitalización de los medios de pago de las unidades económicas.
Y es que la cobertura del uso de efectivo se redujo de 95% a 83.8%, mientras que la transferencia electrónica de fondos subió de 8.8% a 16.7% y el pago a través de tarjetas de crédito o débito se incrementó de 9.8% a 15.1 por ciento.