La región de San Quintín, ubicada al sur de Baja California, se ha consolidado como un polo estratégico para la producción y exportación de berries en México.
El país es actualmente uno de los principales exportadores de berries en el mundo, con más del 97% de su producción destinada a mercados como Estados Unidos, Canadá y otros 38 países; y no hace más de 10 años, la península norte está dentro del top cinco de estados productores de berries a nivel nacional.
La doctora Alejandra Rosales Soto, especialista en innovación tecnológica y docente de CETYS Universidad en Tijuana, ha centrado su investigación doctoral en el análisis de la producción y exportación de berries, con un enfoque particular en la región de San Quintín.
Con su reciente independencia como municipio, San Quintín ha empezado a generar su propia derrama económica, en gran parte impulsada por el giro agroindustrial, jornaleros migrantes, especialistas en tecnología e inversiones trasnacionales.
La experta propone el concepto de “Inteligencia de Agronegocios”, que integra la toma de decisiones basadas en evidencia y análisis de datos arrojada por herramientas como sensores, internet de las cosas, entre otras.
También identifica prácticas emergentes como el uso de drones con inteligencia artificial para detectar plagas, así como el uso de tecnologías sostenibles en sistemas de riego y fertirriego.
Otro aspecto importante es la capacitación del capital humano, especialmente de mujeres, quienes desempeñan un papel esencial en la selección de las berries destinadas al mercado internacional. Debido a la delicadeza del producto, se requiere un proceso minucioso que garantice que cada fruta cumpla con los requisitos de exportación, y esta labor ha sido reconocida por las propias trabajadoras como una oportunidad de desarrollo y orgullo.
En cuanto a la sostenibilidad, la industria está cada vez más alineada con los estándares internacionales. Certificaciones como Global GAP y Berry GAP son importantes para garantizar la calidad, inocuidad y sustentabilidad de los productos exportados.
Uno de los casos exitosos de innovación agrícola identificados en el contexto de la agroindustria de berries en México ha sido el enfoque colaborativo entre empresas exportadoras, impulsado a través de la Asociación Nacional de Exportadores de Berries.
Lo anterior se dio debido a la preocupación por los residuos generados por los envases plásticos conocidos como clamshells, utilizados comúnmente para transportar y vender berries. Estas cajitas, aunque funcionales, suelen tener un ciclo de vida muy corto, ya que el consumidor las desecha casi de inmediato tras su uso.
Frente a esta situación, también se han promovido iniciativas alineadas con la economía circular, como la recolección y reutilización de estos envases. Además, algunas empresas han comenzado a explorar alternativas biodegradables, aunque ello implique sacrificar aspectos visuales como la transparencia del plástico convencional.
A esto se suma el tema de la sequía a lo que Alejandra Rosales destaca la necesidad de aprovechar soluciones existentes como la captación de agua pluvial, antes de recurrir a alternativas de alto costo como las desalinizadoras.
La especialista en innovación tecnológica subraya que es importante acercar a los jóvenes al sector agroindustrial mediante una educación experiencial. A través de su trabajo con estudiantes de inteligencia de negocios, ha promovido visitas a empresas como Berrymex para conectar la teoría con la práctica y generar interés en carreras relacionadas con el campo, no solo desde la producción, sino también desde la tecnología y la gestión sostenible.