En la bulliciosa frontera de Tijuana, una ciudad conocida por su dinamismo y constante transformación, surge una iniciativa que fusiona la pasión por la naturaleza con la visión empresarial.
Alejandro Rosas y Fernando Valladolid Garduño, dos amigos y ahora socios, están revolucionando el concepto de la agricultura urbana a través de su proyecto, Huerto Don Ciccio.
Alejandro Rosas, encargado de la operación y los cultivos durante todo el año, creció con una profunda conexión con la tierra. Su abuelo, agricultor de corazón, y su madre, dueña de una florería, sembraron en él la pasión por las plantas. Lo que comenzó como experimentos con flores terminó convirtiéndose en la producción de hortalizas. Esta pasión lo llevó a estudiar arquitectura del paisaje en el South Western College de San Diego, gracias a una beca otorgada por la Fundación La Puerta.
Además, trabajó durante tres años en el renombrado Huerto Tres Estrellas, donde adquirió conocimientos prácticos sobre plantas medicinales, rotación de cultivos y otras técnicas de agricultura sostenible. Posteriormente, colaboró con Cetys Universidad en proyectos de paisajismo y jardinería.
Fernando Valladolid, por su parte, aporta su experiencia en la gestión empresarial. Como contador público con una amplia trayectoria en la administración de negocios familiares y trámites legales, complementa la visión de Alejandro.
Su interés por las plantas comenzó en 2019, cuando ambos amigos empezaron a cultivar hortalizas en el jardín de su casa. Durante la pandemia, una casualidad los llevó a montar un huerto para una conocida. Ese momento marcó el inicio de su emprendimiento.
Hoy, Huerto Don Ciccio atiende un mercado pequeño pero diverso que incluye escuelas con sistemas hidropónicos, módulos para cultivo de hongos, huertos residenciales y jardines en hoteles y restaurantes.
Su equipo ofrece servicios completos: fumigación, fertilización, cosecha y mantenimiento semanal. Sin embargo, el camino no ha estado exento de retos.
“Culturalmente, en México no hay mucha inversión en huertos o en consumir verduras orgánicas. Es un nicho reducido y, generalmente, de personas de alto nivel socioeconómico”
Fernando Valladolid
A pesar de estos desafíos, Alejandro y Fernando han creado un ecosistema sostenible en su centro de operaciones, donde insectos benéficos, lombrices y técnicas orgánicas trabajan en simbiosis. Este equilibrio no solo promueve la biodiversidad, sino que también redefine el concepto de lo que significa cultivar en un entorno urbano.
Huerto Don Ciccio es más que un negocio; es una apuesta por un futuro donde la agricultura urbana se convierta en parte integral de las ciudades fronterizas. Alejandro y Fernando están demostrando que, con pasión y visión, es posible transformar un hobby en una empresa que impacta positivamente tanto en el medio ambiente como en la comunidad.