La acuicultura se presenta como una transición entre la pesca y la agricultura, permitiendo el uso eficiente de áreas de tierra y agua que no son adecuadas para la agricultura convencional o la ganadería, incluyendo espacios en regiones áridas. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, define la acuicultura como la actividad de aprovechar organismos acuáticos, como peces, moluscos, crustáceos y plantas acuáticas.
En este contexto, el término “explotación” implica algún tipo de intervención planificada en el proceso de cría con el objetivo de mejorar la producción. Se proyecta un aumento del 13% en la producción de alimentos acuáticos para el año 2030, lo que plantea el desafío triple de abordar la seguridad alimentaria, promover la sostenibilidad ambiental y respaldar medios de vida inclusivos en la expansión futura de la acuicultura.
Se observan varias tendencias importantes en la acuicultura a nivel mundial. Este sector, que ha experimentado un dinamismo excepcional en las últimas tres décadas, alcanzó un hito en 2020 al contribuir con un impresionante 49.2% a la producción global de animales acuáticos. La mayor parte de esta producción está destinada al consumo humano, llegando a un récord de 122.6 millones de toneladas en 2020, según la FAO.
Aunque la producción acuícola abarca diversas especies, un número reducido de especies “básicas” tiene un papel predominante, como la carpa herbívora en la acuicultura continental a nivel mundial y el salmón del Atlántico en la acuicultura marina. La región de Asia ha mantenido una posición dominante en la producción acuícola global, siendo responsable del 91.6% de los animales acuáticos y algas producidos a nivel mundial en 2020.
Una tendencia significativa es la expansión de la acuicultura hacia aguas continentales, impulsando un crecimiento general en la producción acuícola en estas áreas. En 2020, la producción acuícola continental mundial alcanzó las 54.4 millones de toneladas.
Mirando hacia el futuro, se proyecta un aumento del 13% en la producción de alimentos acuáticos para 2030. Sin embargo, este crecimiento debe abordar de manera integral tres desafíos cruciales: garantizar la seguridad alimentaria, promover la sostenibilidad ambiental y respaldar medios de vida inclusivos. La combinación de crecimiento acuícola y sostenibilidad ambiental emerge como el binomio esencial para el futuro de esta industria.
- En México la acuicultura se remonta al período prehispánico, cuando los peces eran cultivados con fines ornamentales y religiosos y se sembraban en los ríos, lagos naturales y artificiales.
- La palabra acuicultura hace aparición hasta la formulación del proyecto del código civil para las leyes de Reforma, acto con el que nace la Acuicultura en el campo del Derecho en 1858.