El mercado automotriz mexicano está a punto de recibir una segunda oleada de marcas chinas. La primera, encabezada por firmas como MG, Chirey y BYD, irrumpió en el segmento de volumen con precios competitivos y modelos eléctricos accesibles. Ahora, la estrategia cambia: marcas como Zeekr, NIO, Hongqi y las divisiones de lujo de BYD y Changan desafían a BMW, Audi y Mercedes-Benz en el segmento premium.
El desafío no es menor. Mientras que en el mercado masivo la ecuación precio-producto bastó para ganar cuota, el segmento de lujo se rige por reglas distintas: la herencia de marca, el placer de conducción y la atención personalizada cimientan la lealtad de los clientes hacia las marcas tradicionales. Aun así, en China, el mayor mercado automotriz del mundo, la historia toma un giro inesperado.
Las marcas de lujo europeas, que dominaron por décadas, pierden terreno ante los fabricantes locales. Según publicó el portal Expansión el 24 de marzo, en 2024, las ventas de BMW bajaron 2.3%, las de Mercedes-Benz y Porsche cayeron 3%, y las de Audi se desplomaron 12%.
En China, la situación es aún más drástica: BMW perdió 13.4% de sus ventas, Mercedes-Benz cayó 7% y Audi retrocedió 11%. Los datos reflejan un cambio en la percepción del lujo. Hasta hace unos años, un BMW o un Mercedes-Benz eran símbolos de estatus incuestionables en China. Hoy, marcas como NIO y Zeekr desafían ese dominio con vehículos que no solo ofrecen tecnología avanzada y diseños vanguardistas, sino también una identidad propia.
El modelo es claro: lujo redefinido con tecnología y sostenibilidad. En lugar de vender historia y legado, los fabricantes chinos apuestan por pantallas envolventes, interfaces digitales avanzadas, materiales reciclados de alta gama y motores eléctricos con prestaciones deportivas. El antecedente de las marcas chinas de volumen en México resulta alentador. En pocos años, Chirey y MG pasaron de ser desconocidas a vender más de 60,000 unidades anuales.
Sin embargo, en el segmento premium, la ecuación es más compleja. No basta con una buena ficha técnica o un precio competitivo: el prestigio y la percepción juegan un papel crucial. Los fabricantes chinos parecen conscientes de ello. Hongqi, por ejemplo, evolucionó de ser una marca de autos oficiales para el gobierno chino a una firma que busca compradores de alto poder adquisitivo con diseños inspirados en Rolls-Royce. Zeekr, por su parte, apostó por un diseño vanguardista y tecnología que desafía a Tesla.
BYD, el mayor fabricante de vehículos eléctricos de China, también demuestra que puede competir en el segmento premium. Su marca Denza presentó recientemente un SUV de seis plazas, el Denza N9, con un precio de entre 60,860 y 70,200 dólares (entre 1.2 y 1.4 millones de pesos). La verdadera prueba, sin embargo, llegará en los próximos años. Si las marcas chinas construyen una identidad propia en el segmento premium y convencen a los clientes de que el lujo también puede venir de China, la industria automotriz global podría estar al borde de un cambio histórico. En México, la batalla apenas comienza.